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La mitología ha presentado a lo largo de leyendas, historias y relatos, diferentes criaturas que han invadido los sueños de aquellos que leían sobre ellas. Atemorizaban a todo aquel que se sumergía en una aventura mitológica a la que debía enfrentarse en el acto final.
Esos seres malévolos a pesar de ser seres mitológicos, no distan mucho de la oscuridad que persiste en el alma del ser humano. Oculta, acechando sigilosamente, cercando a la presa con miradas, mensajes y silencios hasta clavar sus garras en la carne humana.
La mantícora, la criatura con cuerpo de león, rostro humano, alas de murciélago y una cola rematada por un aguijón muy parecido al del escorpión con púas venenosas, sigue perenne más cerca de lo que pensamos. La evolución ha permitido que la mitología traspase las páginas de los libros para convertirse por completo en un ser humano con brazos y piernas, moldeando su inteligencia en un arma mortal para su presa.
Carlos Vermut en su última película ha traspasado los límites de la mitología para traer a la famosa criatura en su último largometraje ‘Mantícora’. Su nuevo proyecto es una genialidad, la obra maestra de un genio que afina su puntería milímetro a milímetro para traer una historia poderosa, pavorosa y realmente monstruosa.
Un conjunto cinematográfico que nos acerca a los nuevos tiempos de la incomunicación, los monstruos oscuros que conviven dentro de nosotros y que cuyos actos son el ejemplo de un depredador sobre la inocencia. Un relato incisivo, tenebroso y de una brutalidad emocional que rompe por completo los rincones de la sensibilidad humana.
Protagonizada por Nacho Sánchez y Zoe Stein, el director relata la vida de Julián (Nacho Sánchez), un exitoso diseñador de videojuegos que vive atormentado por un oscuro secreto del pasado. Un trauma, como el que hemos vivido muchos de nosotros a lo largo de nuestra vida pero que cambia por completo al cruzarse con Diana, una chica con la que siente la oportunidad de ser realmente feliz. La película desglosa en sus diálogos, silencios y puesta en escena, la vida diaria de un ser humano opaco, vive día a día pegado a su ordenador diseñando las criaturas y personajes de una gran empresa de videojuegos. Casi aislado del mundo, Vermut se las ingenia para relatar los nuevos cauces de una comunicación inexistente con los demás, donde hemos perdido la sociabilidad y vivimos pegados a nuestro interior.
La película representa todas las mantícoras y fieras que tenemos en nuestro interior. Relata esos pensamientos tenebrosos y oscuros que se tienen al subir una fotografía de alguien que nos gusta, dar un simple like una fotografía sugerente, la psique del que está al otro lado del ordenador y es incapaz de socializar junto a alguien.
Nacho Sánchez está brutal en la creación de un personaje que dará que hablar al igual que toda la película en su conjunto. Un largometraje que abrirá el diálogo, con el que muchos se llevarán las manos a la cabeza pero que representa la obra de un genio que es a día de hoy una joya de la creación y dirección.
Zoe Stein es ingeniosa, cándida e inocente, representando el otro polo de una película que se cuece a fuego lento haciendo explotar una olla a presión en la que conviven el cielo y el infierno.
La cuarta película de Carlos Vermut acerca el mito de la monstruosidad a los nuevos tiempos, esos que acechan en silencio, que son capaces de convivir con un trauma, con crisis de ansiedad, manteniendo relaciones enfermizas con alguien y uno mismo, pero que son productos de una sociedad que ha evolucionado con las criaturas internas.
‘Mantícora’ es la obra magna de un espléndido Carlos Vermut. La representación perfecta de la monstruosidad del ser humano a través de un relato que relata el pavor más oscuro, infecto y horripilante del alma humana, convirtiéndose en la mayor genialidad del año.