4 Butacas de 5
Tras su estreno en la última edición del Festival de Cannes, llega a nuestros cines Moonage Daydream, documental inspirado e inspirador que nos descubre la figura de David Bowie desde el prisma musical, pero también desde el personal, haciendo que el público que se acerque a tan interesante propuesta pueda aproximarse a la faz menos conocida del duque blanco. Así pues, Brett Morgen, director y guionista de esta obra que ha sido desarrollada durante cinco años, construye un relato cronológicamente ordenado donde se retrata el mundo espiritual, religioso, filosófico y vital de Bowie, mostrando y radiografiando todas las etapas de su carrera, desde sus orígenes hasta su ocaso, pasando por su retiro temporal y la etapa más “mainstream” en la que vemos cómo su faceta artística se estanca en términos creativos y experimentales (como él mismo reconoce, no se siente orgulloso de esos tiempos pese al éxito multitudinario de la gira mundial que llevó a cabo en aquella época).
Asimismo, Morgen, que ya tiene experiencia en esto de realizar heroidas musicales (no olvidemos que es suyo Kurt Cobain: Montage of Heck), impregna al documental del estilo experimental y revolucionario del artista para desmarcarse de los tópicos del género. Desarrolla su discurso a través de conciertos, entrevistas e imágenes de archivo, pero no se limita a yuxtaponer declaraciones de amigos o personalidades relacionadas con el denominado camaleón del rock, como es costumbre en este tipo de filmes; por el contrario, el director de la cinta consigue una loable proeza (más teniendo en cuenta que el documental se ha hecho tras la muerte del cantante): que miremos el mundo y todo lo que se nos expone a través de los ojos de Bowie. De esta manera, vemos cómo la narrativa se alimenta constantemente de todo tipo de estímulos visuales; también de mensajes vitales que quedan impregnados en el espectador, un espectador que, explorando el mundo a través de la mirada del genio de David, se verá inspirado a la hora de enfrentar y resignificar su propia existencia al mismo tiempo que descubre (o redescubre) las distintas facetas de un hombre multidisciplinar que era cantante, actor, escritor, cineasta, pintor, escultor… O como él mismo prefería definirse: un generalista. Un dios entre humanos que nos enseña que no hay que perder un minuto de nuestra vida, que vivimos en los límites de la realidad y que nos deja claro que artistas como él son dioses que nacieron para guiar a los hombres y que, en sus propias palabras, acabarán en el infierno. Sea esto cierto o no, lo que tenemos claro es que DAVID BOWIE vivirá por siempre en el exclusivo Olimpo de los inmortales; su legado quedará vivo para siempre, pues su arte, su espíritu y sus enseñanzas de vida ya forman parte de nosotros, los mundanos.