Llegamos a la segunda parte de nuestra crónica del Festival de Cine de San Sebastián con los regresos y llegadas de directores clásicos del festival. Directores como Sebastián Lelio, Cesc Gay o Pilar Palomero se unen a las llegadas de Oliver Hermanus, Manuel Abramovich o Marco Martins en una segunda etapa de festival que viene cargada de sorpresas, la llegada de la Palma de Oro de Östlund y el estreno de una de las pelis españolas más esperadas del año: ‘La maternal’.
One Fine Morning, de Mia Hansen-Love
La directora francesa vuelve tras presentar El porvenir en 2016 con una nueva entrada en la sección Perlak. One Fine Morning viene del Festival de Cannes con una historia femenina que debe lidiar con los dos aspectos de su vida: el amoroso y el familiar. A pesar de llegar con facilidad al corazón de los espectadores gracias a su aspecto naif y a sus momentos más emotivos, la historia puede llegar a sentirse reiterativa en ciertos aspectos, llegando a quedar claro que no cuenta con un objetivo claro en la narración. Puede que esa sea su belleza (el hecho de hablar sobre la vida de una madre soltera que intenta conciliar sus dos vidas), pero la verdadera reina de esta película es una Léa Seydoux que está natural y amorosa en un papel que le viene como anillo al dedo.
Fuego, de Claire Denis
Claire Denis no termina de acertar en un año en el que ha conseguido dos películas en diferentes festivales de cine. Después de lograr premio en Cannes con su Stars at Noon, la directora francesa vuelve al festival de San Sebastián con una historia melodramática y extrema como es Both Sides of the Blade (o Fuego, como se ha llamado aquí en España). El guion de Denis y Angot se dedica durante casi dos horas ha hablar sobre la tóxica relación de Vincent Landon y Juliette Binoche (dos intérpretes que están espectaculares en el film), pero no deja de caer en los clichés del género, convirtiéndose finalmente en una película forzada, que pincha al espectador con escenas y elementos típicos.
A Hundred Flowers, de Genki Kawamura
Llegamos a una de las grandes sorpresas de la sección oficial del festival. Genki Kawamura llegó a la Concha con su ópera prima, A Hundred Flowers, una película que no tiene reparos en contar una historia tan cruda de una forma de lo más bella. Su retrato de la relación entre una enferma de Alzheimer y su hijo se construye alrededor de una fotografía impecable, un cuidado guion que sabe muy bien qué botones tocar a la hora de meter al espectador en esta melodramática historia. Quizá peque de repetirse y de utilizar los símbolos de forma reiterativa, pero todos los apartados son impecables y sobresalientes para una primera película. Una cinta sensible gracias a su guion, que relata una historia de rencor y tristeza de una forma única.
Living, de Oliver Hermanus
Por si no había sido suficiente con la cantidad de dramas el cuarto día del festival, finiquitamos una nueva jornada del SSIFF con una de las grandes perlas del año. Living, película de Oliver Hermanus, es una cinta que habla sin tapujos sobre algo a lo que todos podemos temer: la muerte. Con un guion que lleva de la mano al espectador en un viaje hacia el verdadero sentido de la vida, haciéndole reflexionar sobre esos objetivos que faltan por cumplir y las ganas de vivir cuando piensas que está todo perdido. Una película preciosa y triste liderada por un impresionante Bill Nighy, que con una interpretación cálida y contenida deja el corazón roto a todos los espectadores. Aimee Lou Wood es el sol de la película.
La maternal, de Pilar Palomero
El retorno de Pilar Palomero a la gran pantalla estaba marcado por la incertidumbre. Después del triunfo de Las niñas tanto a nivel de crítica como de premios, todos estábamos expectantes ante el nuevo trabajo de la aragonesa. Sin embargo, está claro que no decepciona. La maternal es una película que narra sin contemplaciones el paso a la maternidad y el trauma de una niña de 14 años al descubrir que está embarazada. La película de Palomero se mete hasta la cocina para hablar del embarazo adolescente y de unas chicas a las que no les ha dado tiempo a ser jóvenes. Y lo mejor es que lo hace de una forma súper emocionante. La directora sale airosa gracias a una representación real de esta clase de problemas, llegando a entrar como si esos personajes también fueran nuestra familia. Es emocionante, dolorosa y de lo más real.
Great Yarmouth – Provisional Figures, de Marco Martins
Tras conseguir una buena racha de cintas que lograban hacernos reflexionar, llegamos a otra de las películas competidoras. Y Great Yarmouth – Provisional Figures no es precisamente una de esas películas. El guion intenta por todos los medios retratar las historias de estos inmigrantes en Reino Unido, pero está más preocupada por lo que quiere contar que por la forma en la que lo cuenta. Es ambiciosa, pero no logra sus objetivos en ningún caso, quedando el espectador con una sensación de insuficiente y caos debido a su estructura. Sus idas y venidas de guion y su dirección ajetreada hacen que no se termine de conectar con la historia, quedándose en tierra de nadie a pesar de su componente social.
Pornomelancolía, de Manuel Abramovich
Por fin llegamos a una de las propuestas más extremas y particulares de la sección oficial. El director argentino Manuel Abramovich se mete a hablar de la industria del porno y los aspectos más dramáticos del mismo en Pornomelancolía, una película que prácticamente podríamos considerar documental (ya que está basada en la vida del mismo protagonista, Lalo Santos). Es valiente en su retrato del sexo y el porno en el ámbito gay, y su gran baza no deja de ser esas pequeñas charlas en las que salen a relucir muchos aspectos tabú, como pueden ser las enfermadedes mentales o la convivencia con el VIH. Eso enriquece la película, aunque no termina de profundizar en ellos del todo. Quizá a Pornomelancolía le hubiera venido mejor un poco menos de porno y un poco más de melancolía.
Historias para no contar, de Cesc Gay
La Gala RTVE de este año viene presidida por la nueva película de Cesc Gay. El director, que ganó el Goya tras Truman, vuelve a la comedia con una historia coral en la que, sí, podrás encontrar a medio cine español. Su formato de historias cortas funciona y cuenta con unas buenas intenciones y objetivos, pero hay momentos en los que la cinta no da todo lo que propone. No descarga todo su potencial en algunas de sus historias y toma alguna decisión polémica en alguna de sus historias, pero eso no quita que no sea una película disfrutable. Anna Castillo y Chino Darín son los MVPs de la película, con una historia romántica, cuqui, y de lo más divertida para todos los públicos.
The Wonder, de Sebastián Lelio
Sebastián Lelio se ha convertido en uno de los grandes autores latinoamericanos de nuestra época gracias a su retrato de mujeres enfrentadas a la sociedad. Esto no iba a ser menos en The Wonder, una cinta irregular que tiene mucho que decir. El chileno juega con varios elementos a lo largo del metraje como la cuarta pared, tomando una decisión arriesgada que no termina de encajar. Aun así, su relato y su forma de hablar sobre la lucha de la mujer por conseguir hacerse oír en un mundo de hombres es abrumador. Todo esto viene liderado por una Florence Pugh exquisita, que domina el personaje a la perfección y que sigue remarcando su lugar dentro de la industria.
Triangle of Sadness, de Ruben Östlund
Llegó uno de los momentos más esperados del festival. La cinta de Ruben Östlund había despertado amores y odios mucho antes de su estreno, tras su premio en el Festival de Cannes. Tras dejar a los cinéfilos divididos con The Square, el sueco vuelve con una nueva crítica, esta vez a la clase alta, la estructura social de nuestra sociedad y el lujo y la riqueza de algunas de las personas más importantes del mundo. Una sátira mordaz, sin tapujos, que no tiene problema en sobrepasar los límites de lo aceptado socialmente dentro de una película de estas características. Su tramo central, presentado en un crucero de lujo, es un festival repleto de escenas características, personajes caricaturizados y momentos escatológicos que no serán lo más apetecible para los estómagos más sensibles.
R.M.N., de Cristian Mungiu
El director de cintas como 4 meses, 3 semanas y 2 días o Más allá de las colinas nos presenta ahora R.M.N., una película en la que se mete de lleno en un tema espinoso y de lo más actual como es el racismo y la xenofobia en la Europa del Este de la época contemporánea. Su lucha entre la tradición y la innovación social cuenta con un potencial tremendo, pero no es hasta bien entrado el relato cuando por fin va al grano en el verdadero mensaje de la cinta. Hasta entonces esta no termina de arrancar, aunque nos va presentando diferentes personajes y metáforas que terminarán por resolverse en un final que casi se podría denominar como poético. Una cinta con negros y blancos que baila entre dos aguas.
La consagración de la primavera, de Fernando Franco
Una de las películas españolas más esperadas del año llega de la mano de Fernando Franco. El director de películas como La herida o Morir se aleja de lo oscuro para realizar una película de lo más luminosa. La consagración de la primavera es una película que probablemente no termine de convencer a mucha gente, pero no deja de ser un retrato certero sobre la sexualidad, la adolescencia y ese camino a la madurez. Esto queda retratado en un guion que no encuentra concesiones en ningún caso, sostenido por una debutante Valerìa Sorolla, con una interpretación tan cálida como sencilla que recorre todo el film.