4 Butacas de 5
Un pueblo, chicas crueles y sangre. Estos son algunos de los ingredientes de Cerdita pero no todos… Carlota Pereda expande la historia de Sara, interpretada por Laura Galán (Orígenes secretos, There will be Monsters), nacida del mundo del corto homónimo y estrenada en 2018.
En un ambiente de verano, idílico para algunos, somos testigos de la pesadilla de Sara, sufriendo acoso por parte de algunas chicas de lo que hasta el momento es un paraje tranquilo preocupado por las fiestas. La directora crea con todo lujo de detalles un retrato que divide a indeseables, personas llevadas por la desesperación o simplemente habitantes colocando los engranajes responsables del desarrollo narrativo.
Podríamos definir esta obra audiovisual con una especie de suspense tenso (por definición, pero aquí un poquito más), que queda perfectamente decorado con un ambiente un tanto incómodo (pero agradable en otras circunstancias) y sucio que resulta de la mezcla entre lo violento y lo morboso que, personalmente, deja con ganas de saber más.
El hecho de que juegue con una decoración perfectamente reconocible como el pueblo de nuestra infancia o veranos, no hace más que acentuar nuestra conexión con lo que vemos, creando de esta forma un vínculo de atracción, pero a través del filtro de angustia de la protagonista.
Con la presencia de actrices como Carmen Machi (Nieva en Benidorm, La Tribu), Pilar Castro (Los aires difíciles, Ventajas de viajar en tren) o Claudia Salas (Élite, La Peste), se adereza aún más este escenario donde las tentaciones y los rencores parecen impulsar las acciones que nos dejan al descubierto aspectos humanos innegables ante los que podemos sorprendernos, avergonzarnos o confundirnos.
Manteniendo al espectador en vilo, hace que quieras averiguar qué pasa a continuación y, sobre todo, ¿cómo acabará? ¿Nos dejamos guiar por los instintos o por los principios?
Desde la elección de formato hasta las muestras del interior de la protagonista, Pereda se destaca en la composición en general de una historia que difícilmente deja indiferente.