4’5 Butacas de 5
Alberto Rodríguez, director de ‘Modelo 77’, cuenta una parte de la historia de España convirtiéndola en un relato apasionante y que atrapa al espectador desde el primer momento. Es una película intensa, potente y eficaz, que se centra en el tema que quiere tratar y lo hace de una manera espectacular. El guion corre a cargo de Rafael Cobos, uno de los mejores escritores de libretos que tenemos en el cine español.
Cuenta la historia de Manuel, un joven contable que es encarcelado por cometer un desfalco y se enfrenta a una pena de prisión desproporcionada. Es el año 1977 y en la prisión prácticamente no se respetan los derechos humanos, pero Manuel está empeñado en conseguir un trato digno. Fue un tiempo de cambios en España, por lo que los presos comenzaron a exigir cambios también dentro de la cárcel.
Es una película dura, el ambiente carcelario siempre lo es, y violenta en algunas partes, pero de manera casi obligada. Habla de un momento crucial en la historia de nuestro país como fue la transición, pero desde un punto de vista distinto y prácticamente olvidado. Además, no se convierte en la típica película sobre una prisión, donde el tema principal son los conflictos entre los presos y lo difícil que es sobrevivir ahí dentro. Aunque esos temas también se muestran, en lo que se centra la historia es en la creación de la COPEL, la Coordinadora de Presos en Lucha, y lo que supuso para los presos de todo el país.
Está protagonizada por Miguel Herrán, que interpreta a Manuel, y Javier Gutiérrez como Pino, compañero de celda de Manuel. Miguel Herrán ya nos tiene acostumbrados a actuaciones espectaculares, y su interpretación de Manuel no iba a ser menos. Lo mismo ocurre con Javier Gutiérrez, al que prácticamente no se puede reconocer de lo bien que interpreta a Pino. Completan el reparto Catalina Sopelana, Fernando Tejero, Alfonso Lara, Jesús Carroza y Xavi Sáez.
‘Modelo 77’ narra un momento crucial en la historia de nuestro país, pero desde los ojos de los hombres más olvidados de la sociedad. Es una historia de constancia y superación, en ocasiones moralmente cuestionable, que muestra la dureza de las cárceles, pero también la humanidad de los presos. Otro punto de vista de una de las caras más oscuras de la sociedad, contado perfectamente por Alberto Rodríguez, que nos atrapa en una película trepidante.