2’5 Butacas de 5
El dilema del dinero y las relaciones de pareja parecen ser temas inagotables en las comedias en este país. Está demostrado que las desgracias gustan verlas, pero no vivirlas, al menos en el cine. De esto se nutre El Test, un film que, con un triángulo amoroso de base y adornado con conflictos familiares y dolores de cabeza varios, se presenta como una comedia ligera más fácil de digerir que el arroz hervido.
Se trata de un guion ingenioso que no busca crear demasiada polémica. Con unos personajes fuertemente marcados que apenas evolucionan durante todo el film, la historia se centra en destapar conflictos e intenciones ocultas que, si prestamos un poco de atención, son fácilmente adivinadas. En una trama ligera con personajes fuertes que no paran de lanzarse cuchillos en cubierta, no faltan los rifirrafes y ese ingenio que te creerías en una sala de teatro, pero no en una historia que pretende ser realista.
Sus tintes teatrales son más que evidentes y no se esconden, al contrario, se fomentan. Escenas que encima de un escenario quedarían divertidas y entrañables, al pasarlas por el filtro realista que le da el cine, quedan inverosímiles y hasta un poco ridículas. Una vez más, nos encontramos delante de un film que se ha olvidado cómo habla la gente real, ya que los textos y discursos quedan irreales al llevarlos a la gran pantalla.
Se podría afirmar sin miedo a que es una cinta que no se arriesga. Su humor, que debería ser el punto fuerte, apenas resalta. Si bien es ingenioso a ratos y te saca alguna carcajada, no es nada que no se haya propuesto decenas de veces. Un mono tema que machaca al espectador sin piedad y que da vueltas sin parar hasta llegar a un final que el espectador ya ha podido prever antes de llegar a la mitad del metraje.
Destacar que, a pesar de todo, esta película cuenta con muy buenas actuaciones. Se nota que los actores le han dedicado su cariño para sacar a los personajes adelante. Incluso Antonio Resines, que vuelve a hacer el mismo personaje por veinteava vez, desprende fuerza en la puesta en escena.
En conclusión, aunque se trate de una película entretenida de estética clásica, El Test no va más allá; se limita a una comedia ligera con tintes de buenas actuaciones y humor extra ligero sin más pretensiones. Si bien se trata de un proyecto que podría dar más de sí y atreverse sin ningún problema a ser más gamberro o agresivo, ha decidido quedarse en una comedieta de final abierto que entretiene, pero no emociona.