3 Butacas de 5
Como ya no quedan hijas por casar, la película se centra en el matrimonio Verneuil, que está próximo a celebrar su 40 aniversario de bodas. Sus hijas deciden organizarles una gran fiesta sorpresa en la casa familiar de Chinon e invitan a su país a los padres de cada uno de los yernos a pasar allí unos días. Claude y Marie tendrán que acoger bajo su techo a los padres de Rachid, David, Chao y Charles, lo que dará lugar a nuevos y divertidos choques culturales, religiosos, políticos ahora desde la perspectiva de los suegros que no se había visto en ninguna de las anteriores de la saga, lo que da lugar a peripecias curiosas sin decaer el ritmo.
Un reparto excelente en el que todos repiten sus roles menos Julie Piaton que abandona debido a problemas de agenda. El personaje de Christian Clavier ahora vive literalmente esquivando a sus familiares políticos lo que le denota una comicidad especial mientras continúa con sus particulares prejuicios burgueses. Los gags asociados a las diferencias culturales, raciales o de entorno social continúan en la línea de las dos películas de esta saga. Cuotas de diversidad en las que el humor intenta tocar con la punta de los dedos lo incorrecto.
La película de Philippe de Chauveron comienza a verse en apuros para no recurrir a fórmulas pasadas o agotar las presentes, pese a que es capaz de dinamizar las actuaciones de sus intérpretes sin que se noten signos visibles de cansancio tanto que por su química después de ocho años ya parecen toda una familia auténtica.
La interacción con una palanca de comedia perfecta para estas fechas.