2 Butacas de 5
La comedia española ha ido evolucionando a lo largo de los años en muchos aspectos. Desde la combinación de géneros, la capacidad de hacer frente a la censura, la acidez de sus diálogos, la crítica social e incluso haciendo un homenaje dignísimo a épocas pasadas con las que muchos seguimos emocionándonos.
En cambio, todavía se siguen creando películas a tutiplén que continúan generando una larguísima columna de productos que terminan diluyendo la capacidad de creación y la moral del espectador. Productos del montón que requieren de una reválida urgente por parte de sus creadores, guionistas, productoras y distribuidoras.
‘Hollyblood’ es uno de los estrenos nacionales del próximo 22 de julio en las carteleras, una película que para bien y para mal, tiene sus pros y contras convirtiéndola en una estaca de doble filo para el que se acerque a verla.
Quien les escribe estas líneas estaba dispuesto a adentrarse en una película gamberra, algo a lo que invita su tráiler y con un punto de partida de misterio y humor. Pese a la imperfección de su conjunto, se encuentran cosas positivas en su conglomerado como es el amor puesto por su director, guionista y elenco a través de su desvergüenza en el metraje.
Bien es cierto que aquel que busque una comedia disparatada en todo su esplendor, se dará de bruces ya que entre sus debilidades se encuentra la de no aguantar con soltura todo el metraje.
La premisa de la película no es para nada errónea, pese a su intento en parodiar el género vampírico mediante un contexto de misterio, acaba escogiendo el camino de la comedia juvenil con tono romántico, y aprovechando los tópicos de los chupasangres para reírse de ellos junto a las hormonas juveniles.
Una escuela concertada o privada es el contexto en el que se suceden las desapariciones misteriosas de algunos jóvenes. Protagonizada por Oscar Casas (Xtremo, Los Rodríguez y el más allá), Isa Montalbán (Sólo una vez, Xtremo), Carlos Suárez (Lo dejo cuando quiera, Contigo no, bicho), Jordi Sánchez (El mejor verano de mi vida, Si yo fuera rico), y Amparo Fernández (Vasil, El sustituto), la película nos presenta a Javi (Oscar Casas) un adolescente normal con una vida monótona hasta que conoce a Sara, una chica de la que se enamora y hará todo lo posible para que se enamore de él. Ella solamente tiene ojos para HollyBlood, una saga literaria de vampiros. Javi está decidido a contarle a Sara que le gusta, pero una serie de imprevistos y malentendidos hacen que Sara crea que Javi es un vampiro sobrenatural. Todo se complica cuando ellos dos, junto a otros compañeros de clase, deberán enfrentarse a una antigua y maligna amenaza que habita en su instituto.
Partiendo de una base en la que la comedia gamberra y romántica pretenden establecer las líneas de la película, el largometraje termina abusando del chiste fácil que, aunque funcione en algunos momentos, en otros termina diluyendo el guion debido a la falta de experiencia y empatía de algunos intérpretes.
Jordi Sánchez es el mejor de una película que podría haber sido mucho más, un largometraje que a buen seguro podría haber tirado por otros derroteros como el homenaje a las películas de los hermanos Zucker, Leslie Nielsen e incluso añadiéndole un tono más oscuro como en las cintas de Jóvenes Ocultos y Noche de Miedo.
A pesar de que la película termine cojeando, es de alabar la solvencia de su director, Jesús Font y del resto del equipo por la propuesta gamberra, desvergonzada, sencilla en su base y el cariño de sus creadores por mostrar la felicidad que les produce hacer películas.