3’5 Butacas de 5
Tras su paso por la Sección Oficial del Festival Annecy, llega a nuestros cines ¡Hasta siempre, don Glees!, la nueva película de animación del afamado estudio Madhouse dirigida por el aplaudido cineasta Atsuko Ishizuka (No Game, No Life, 2014), que con esta cinta debuta en el largometraje después de haber dirigido ocho series de anime desde 2009 hasta 2018, siendo la última la aclamada A Place Further Than the Universe (disponible en Crunchyroll), ficción de aventuras que tiene mucho en común con la cinta que nos ocupa, pues está protagonizada por estudiantes que emprenden un viaje en una historia que, como en Goodbye, Don Glees!, combina con acierto el drama y la comedia, géneros que a priori podrían parecer antónimos y que en ejemplos como este empastan de manera loable para lograr que el espectador consiga empatizar con los protagonistas y terminar emocionándose con su final.
Podemos decir que el estreno en la pantalla grande por parte de Ishizuka no es perfecto pero sí efectivo. Tal vez su ritmo y su estructura evidencien que su realizador proviene de la televisión, pues en ambos aspectos deja la sensación de que el film que nos atañe podría ser un capítulo largo de alguna serie, pudiendo funcionar como un episodio piloto de alguna ficción venidera, pero también podemos afirmar que el conjunto tiene suficientes virtudes para que el respetable no se arrepienta de acercarse a una de las salas que en estos días proyectan ¡Hasta siempre, don Glees!, una dramedia veraniega que reúne muchos de los elementos propios de las cintas de aventuras que se estrenan en estas épocas del año y que también se ambientan en el período estival, retrotrayéndonos a clásicos como Cuenta conmigo (Stand by me, Rob Reiner, 1986) o películas más recientes como Los reyes del verano (The Kings of Summer, Jordan Vogt-Roberts, 2013), cintas protagonizadas por un grupo redducido de jóvenes que se embarcan en un viaje, terrenal pero sobre todo vital, que dejará importantes enseñanzas para los personajes de la historia y para los espectadores más permeables, que se verán en grandes apuros para no lagrimear en los últimos compases del film.
Como decimos, la primera película de Ishizuka dista de lograr la perfección. ¡Hasta siempre, don Glees! no alcanza el nivel de las mejores obras de autores más veteranos como Hayao Miyazaki, Mamoru Hosoda o Makoto Shinkai, pero sí funciona como una ópera prima que, aunque en algunos tramos parece algo genérica, tiene la suficiente personalidad como para que anotemos al autor de Blue Literature entre los nombres más prometedores del anime actual. Asimismo, cabe destacar su animación, que en ciertas escenas logra una excelencia muy difícil de igualar, su capacidad de síntesis (tal vez excesiva en algunos pasajes), su cualidad de ir de menos a más en cuanto a intensidad se refiere y la construcción de unos personajes simples en su diseño pero complejos en el plano psicológico y en su background vital y emocional, que se presenta primordial a la hora de confeccionar un puzzle que se va completando a medida que avanza la historia hasta un final que aruñará el corazón de quien se deje encandilar por este mapa que nos llevará a encontrar el tesoro de la vida, que, aunque no lo creamos, siempre estuvo bajo nuestros pies.