3 Butacas de 5
Vuelve THOR y vuelve ese sello tan genial de Taika Waititi, combinación tan efectiva y arriesgada como ya lo fue en Ragnarok.
Como en su antecesora, si algo se agradece es ese toque de humor continuo en una peli de acción, esa esencia narrativa tan noventera del héroe sin miedo al gag en mitad de la situación más arriesgada que te lleva a películas como Cazafantasmas, Superman, Bad Boys o Indiana Jones.
Incluso en su afán de introducir a reparto de niños aventureros y heroicos automáticamente sientes un pellizco nostálgico que te lleva a Una Pandilla Alucinante o Los Goonies y esa sensación momentánea de poder de unos chavales que ven levantar sus bicis en el aire gracias a un conocido alienígena.
Hasta el uso de la voz en off narrativa del querido Korg, como resumen de lo visto y no visto hasta ahora, nos transporta a un tipo de cine que ya solo existe en nuestros corazones (me refiero a los de los que nacimos en los ochenta).
El único problema, es que te deja con una sensación extraña. Ese pellizco que te dice que parece una peli de los 90 pero no lo es. Cabe preguntarse si los que hemos cambiado somos nosotros o si ciertamente este THOR, con la fuerza de un relámpago, nos golpea para que nos demos cuenta de que aquellas tampoco eran gran cosa, nosotros éramos los niños entusiasmados que no queremos soltar cuando las vemos. Es la nostalgia la que las convierte en obras maestras, no la pieza en sí.
No lo sé. Me gustaría pensar que los niños y niñas de hoy convertirán esta película aislada de la saga en una especie de film tótem para la posteridad.
Lo que si está claro, no es casual, es que llega de la mano de dos recientes papis, como son Chris Hemsworth y el propio Waititi, que en sus labores de co-productores más allá de sus otros roles, han querido hacer una película que les conecte al máximo con sus pipiolos.
Han querido darles sus Goonies.
Hasta el malo de la función, un estupendo hasta en la sobre-actuación juguetona Christian Bale, basa su venganza y meta catastrófica en la pérdida del ser más querido por cualquier ser humano… una hija.
Los monstruos malignos parecen sacados de pesadillas infantiles, los dioses parecen una parodia de películas Disney, hasta el color está mucho más vivo… hasta que desaparece por completo para jugar en ese lugar de blancos y negros que dicen que es nuestro mundo onírico.
Hay lugar también para la introducción de temas que estas nuevas generaciones están preparadas para afrontar con naturalidad como la enfermedad, la sexualidad abierta, el empoderamiento femenino, la caída de los viejos dioses…
Es algo muy de agradecer ver en un blockbuster cómo roles masculinos adquieren un amplio espacio para ser emocionalmente abiertos y sensibles a la par que los femeninos cogen el peso fuerte de la función, el futuro de la acción. Estupenda Natalie Portman, pero aún más estupenda Tessa Thompson que hace que cualquiera quiera convertirse en una aguerrida Valkiria de vuelta de todo.
Por otra parte, como otro valor positivo destacar que es una película que cualquier espectador podría disfrutar sin conocer la saga anterior hasta la fecha.
Ya la propia película te pone al día sin entrar en más multiversos, cruces de tramas ni telarañas complejas.
Por eso espero, de corazón, que, ya que no lo ha conseguido del todo con este humilde espectador del 86, consiga robar el corazón de los niños y niñas del hoy. Ojalá la conviertan en uno de sus hitos y la puedan ver con casi cuarenta años con la misma pasión con la que yo me enfrento a cada revisionado de las mías de cabecera.
Una cosa es segura, aburrir no se aburrirán, las risas están garantizadas, al menos en la parodia sin complejos del mito mismo que ya no es que signifique el propio THOR, sino toda esta maquinaria MARVEL que nos rodea por todas partes.
Y siempre, saber reírse uno mismo, es el mejor aprendizaje que podemos darle a los seres humanos del mañana, a los jóvenes espectadores del hoy.