3 Butacas de 5
‘Estamos hechos para entendernos‘ es la nueva película francesa que sigue la estela de otros trabajos como Sound of metal (2019) o La familia Bélier (2014), las cuales centran sus tramas en la inclusividad de la discapacidad auditiva, recibiendo por lo general una buena acogida.
En este caso Pascal Elbé dirige y protagoniza la historia de Antoine, un profesor de historia que pierde la audición, lo que le conlleva muchas dificultades en muchos ámbitos cotidianos de su vida y para con la gente que le rodea. Tendrá encuentros con su vecina, madre de una hija muda que le harán abrirse y aceptar su nueva vida.
Este filme resulta un relato bastante entrañable con unos toques de humor que congenian perfectamente con la trama y los personajes. Es decir, el director nos muestra la discapacidad desde la aceptación y el humor, dejando atrás cualquier atisbo de drama que podría implicar este conflicto que sufre el protagonista.
Es bastante interesante la propuesta que se hace aquí con la pérdida de audición, ya que comienza desde la negación. El entorno y sus cercanos le están diciendo constantemente a Antoine que no para de equivocarse y que probablemente tenga un problema para concentrarse en lo que le rodea, pero nadie se da cuenta de que igual tiene un problema serio.
Cuando Antoine descubre que ya no puede oír con claridad, nos embarcamos junto a él en un viaje por los sonidos y los entornos. En este aspecto es donde se ve la fortaleza de esta película y es un montaje junto a una mezcla de sonidos que nos deja una experiencia de entornos y sensaciones.
¿Cómo se vive sin oír? ¿Cómo se ve sin escuchar? El protagonista recibe unos audífonos y vemos como su cerebro ha de adaptarse a una nueva escucha, que al principio le maravilla porque vuelve a apreciar cada mínimo detalle de sonido, pero que con el tiempo se vuelve muy molesto porque oye lo bonito, pero también lo malo.
Además de esta experiencia, tenemos la trama romántica con Claire (Sandrine Kiberlain) y el vínculo tan entrañable que crea con su hija.
Como dos vidas con muchas complicaciones se juntan para compartir experiencias bonitas en las que ambas partes se cuidan.
En conjunto resulta una propuesta interesante capaz de hacer que el espectador viva por unas horas, la experiencia de ser sordo y de reír y enternecerse con unos personajes reales y de mucho carácter.