3’5 Butacas de 5
La saga jurásica por excelencia vuelve una vez más cerrando su segunda trilogía. Tras dar el relevo a nuestro aclamado J.A. Bayona en Jurassic World: el Reino Caído, Colin Trevorrow (Jurassic World, 2015) se pone nuevamente en la cabeza de una producción que viene con fuerza reuniendo la sangre nueva con las leyendas que consiguieron cautivarnos en 1993.
Jurassic World: Dominion, continuando con los eventos ocurridos en su anterior entrega, avanza 4 años en el tiempo, en un mundo en el que los dinosaurios y la humanidad se ven forzados a convivir en un mundo que cada vez se hace más pequeño para los dos. En este contexto, nuestros protagonistas Owen Grady (Chris Pratt) y Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) toman un papel paterno como protectores de Maise Lockwood (Isabella Sermon), una joven adolescente que se encuentra en busca y captura por el tesoro que hay en sus genes.
En esencia, esta nueva entrega de la saga es otro refrito de lo que han sido sus predecesoras, con una fórmula que, a pesar de ser poco original, sigue funcionando, y que esta vez busca reforzarse con la reunión del elenco protagonista que conocimos en la obra original de Steven Spielberg.
Por otro lado, y comparándola con la obra original, la nueva trilogía sigue presentando un problema, y es que al encontrarnos en una época en la que el cine es capaz de todo, ver dinosaurios con vida en la gran pantalla ya no nos sorprende del mismo modo que lo hizo el clásico de 1993, que fue un pionero más de los efectos visuales, algo de lo que Jurassic World no puede presumir, aunque estos sean impecables.
A pesar de ello, este filme juega con un concepto muy interesante: la convivencia entre la humanidad y los dinosaurios. En el inicio de la película se nos introduce en esta distopía en la que los dinosaurios caminan, nadan y vuelan libres por nuestro planeta, buscando adaptarse a un mundo en el que el ser humano se encuentra presente casi en su totalidad, lo que genera unas problemáticas y debates que ponen en una cruz su existencia.
Este tema central de la trama, es lo que tiene de especial esta película, y que quizás la salvaría del espectáculo que realmente es. Pero por desgracia, la fuerza de la historia de los personajes protagonistas lo ahoga según avanza el primer acto, derivando de nuevo en lo que han sido las anteriores entregas, hasta el final de la obra, cuando parece recordarse de que se trataba realmente.
Por lo demás, nos queda obviar que este tipo de cine comercial es lo que es. Es un cine muy bien trabajado que utiliza fórmulas de éxito que cumplen su función de entretenernos para hacernos pasar un buen rato. Por lo que, si eres un fan de lo jurásico, podemos garantizar que Jurassic World: Dominion va a ser plato de buen gusto para sus espectadores.