El valor marginal (lo que vale la última unidad) de este encuentro con todos vosotros, sobre todo con los políticos, es inimaginablemente alto: Sois nuestra última oportunidad de que mañana no ocurra una barbarie en el Congreso.
El ecosistema audiovisual, tiene que ser diverso
Si a un bosque que tiene diversidad de especies y, en consecuencia, diversidad de seres vivientes que se desarrollan alrededor de esas especies árboles, se lo tala y se le dejan sólo los pinos (por ejemplo), se mataría todo el ecosistema y terminarían muriendo también los pinos, desapareciendo, a la larga, el bosque.
Los productores independientes somos esas otras especias alrededor de los cuales se genera un ecosistema diverso, si nos “talan” y dejan sólo prestadores de servicios, a la larga se está matando la biodiversidad del audiovisual.
Preguntamos a los políticos, ¿en qué momento de todos los años que lleváis para trasponer esta Directiva Europea (2018/1808) a nuestro ordenamiento jurídico, habéis perdido de foco el objetivo de la Directiva que tiene unas bases muy claras que había que trasponer?. Estas bases son:
Proteger al productor independiente del prestador de servicios de comunicación ¿Tan difícil es definir lo que es la independencia?
– Hacerlo mediante una de las medidas que la Directiva daba para ello: posibilidad de marcar la obligación a los prestadores de servicios de comunicación que, en nuestro país, el gobierno ha decidido que sea del 5% (bastante más baja que en nuestros países vecinos). Y obligación que tan sólo tiene un único objetivo: contribuir a equilibrar las fuerzas en el mercado y que haya una biodiversidad sana de convivencia.
– En Europa llevan muchos años teniendo claro que sólo los productores independientes pueden garantizan historias que reflejen nuestra riqueza patrimonial y nuestra riqueza de pensamiento, historias que respondan a algo más que al mercantilismo. Historias que contribuyan a enriquecer la marca de nuestro país, la marca España. Porque la marca de un país, no sube y baja en la bolsa, sino que la hace grande o pequeña cosas tan intangibles como su patrimonio, su cultura, la educación y su sociedad.
Esta directiva que ha sido la misma para todos los estados miembros, resulta que lejos de acercarnos a nuestros vecinos, gracias a la trasposición que se está haciendo, nos aleja. De nada sirve una obligación que intente equilibrar el mercado si, dicha obligación, queda vacía de contenido con una definición dónde los propios obligados pueden cumplir la obligación consigo mismos.
Y no os olvidéis. La renovación generacional en el audiovisual, la clara apuesta por nuevos talentos, nuevos técnicos y nuevos creativos la hacen los productores independientes.
Esta situación puede abrir ante nosotros un panorama de consecuencias devastadoras para el cine y todo el audiovisual español.
El ejemplo más claro por reciente lo tenemos en la flamante ganadora del Oso de Oro en Berlín, Alcarrás. España no ganaba en la Berlinale desde hacía 39 años y lo ha hecho este año con una película de una producción independiente. Un drama rural ambientado en un pequeño pueblo de Lérida y rodada en catalán. Y que tuvo que posponer todo un año el rodaje debido a la Covid.
Sobre el papel, un auténtico desastre financiero. Pues bien, unos productores independientes creyeron en el proyecto apostaron por él, porque estaban convencidos que era una historia que merecía ser contada. Una apuesta clara por el talento nuevo y femenino. Un proyecto que en manos de unos directivos de cualquier empresa de televisión privada o plataforma no hubiese visto nunca la luz.
Ejemplos en cine hay mil. El Hoyo, sin ir más lejos, que no tuvo ningún interés hasta que ganó en Toronto y la compró Netflix y fue la película más vista de la plataforma durante semanas. Pero quién apostó por un director novel y un reparto desconocido fue la producción independiente.
Queremos que nuestro cine viaje por festivales, triunfe en un mundo cada vez más globalizado en qué lo diverso y lo local nos hace únicos y más fuertes. La ley que propone el gobierno puede hacernos menos competitivos e incluso tocados de muerte.
Pero no hablamos sólo de cine. También de series. Tenemos un talento descomunal en España en el género de la ficción y queremos seguir exportando nuestras series a todo el mundo. Queremos que nuestras series sean las más vistas, las más versionadas. Pero desde la perspectiva de la diversidad cultural de España que representamos y no desde la tiranía monolítica de las televisiones privadas que se rigen por resultados pecuniarios en una tabla Excel.
El proyecto de Ley del Gobierno nos empuja a una tierra yerma de creación, de contenidos. Un desierto cultural que España no se merece y que aún estamos a tiempo de evitar mañana en el Congreso de los Diputados. Para seguir creciendo en calidad y cantidad en todos los géneros, ficción, documental, animación. En cine. En series. La producción independiente es el único garante de esta diversidad cultural. No le dictemos sentencia de muerte.
Con todo esto, reiteramos la preocupación del sector por un proyecto de ley que nos aleja del espíritu y visión europea y que pone en riesgo la pieza clave que garantiza la diversidad cultural.
Uno de nuestros mayores temores nace de la grieta que se puede abrir con esta ley al escorar más aun la cadena de valor del lado donde existe mayor concentración, los emisores. El sector audiovisual es uno de los que más rápido y más profundamente cambia debido a la transformación digital de la sociedad.
Somos la industria cultural más joven. En este ecosistema, hemos sido capaces de sobrevivir con un duopolio televisivo en el que su apuesta por los contenidos europeos destaca por el descubrimiento del cine de bajo presupuesto alemán y austriaco.
Que constantemente cuestiona las pocas obligaciones que tienen por ser los titulares una licencia pública que no les ha costado un céntimo y le has generado más de 6000 millones de euros en beneficio. Peticiones continuas de la eliminación de la obligación de apoyo al cine, que les cuesta la mitad de su coste real porque cuentan con ayudas públicas para ello.
Ese duopolio que no ha sabido apreciar el valor real del audiovisual español hasta que la llegada de plataformas internacionales. A todos se nos vienen títulos a la cabeza de creaciones hechas por nosotros que ahora en manos de dichas plataformas han copado las primeras posiciones de los más visto.
Nos han tratado de convencer que contar con las caras de la cadena, o hacer que Rick se embarque con Ilsa dejando a Victor Lazlo pudriéndose en Casablanca eran claves del éxito. Pero hemos demostrado que si el contenido es bueno, y nosotros hacemos muy buenos contenidos, hasta la barrera idiomática desaparece. Que hay personas dispuestas a pagar para consumirlo sin publicidad, algo que sabemos no es fácil.
Este duopolio tiene la plataforma de publicidad que les hemos dado como país para promocionar de forma efectiva sus contenidos, propios o de terceros. Nuestra preocupación es que esto nos saca de la ecuación. Esta ventaja competitiva puede tener como consecuencia que la línea editorial de toda una industria que en manos de dos empresas.
Tiene consecuencias terribles para todos, para el sector p.e. sólo el 8% de los actores se puedan ganar la vida de su profesión, para los creadores españoles porque la defensa de sus historias, la que nos ha llevado a donde estamos hoy, no está garantizada; pero es aún peor para sociedad, con la pérdida de la pluralidad del pensamiento necesaria en una democracia, dado que toda la realidad se puede acabar filtrando por el punto de vista de dos, ahondando en la polarización.
¿Qué pedimos hoy al Gobierno y a nuestros representantes públicos en el Congreso?
Estamos a tiempo de revertir esta situación.
Altura política, esta es una cuestión de estado y no de ideologías. Hemos depositado en todos y cada uno de ustedes la responsabilidad de garantizar nuestro futuro.
Pero no descartamos nada. Nuestra supervivencia es innegociable. Estamos dispuestos a estudiar la formulación de una denuncia a la escala de la UE para lograr que se cumpla con el espíritu de la transposición de la directiva europea y a solicitar el amparo al constitucional.
Sabemos que el audiovisual es una de las industrias culturales que puede impulsar el crecimiento de nuestro país. Hemos demostrado de sobra nuestro talento, ahora necesitamos su ayuda para lograrlo.