Tras haber triunfado en el Festival de Cannes, donde obtuvo el Premio del Jurado en la sección Un certain regard, Lo que arde (O que arde, 2019), la nueva película de Oliver Laxe, ha llegado a la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España tres días antes de su estreno en las salas de nuestro país.
Tras la proyección del film, que es una coproducción entre España, Francia y Luxemburgo, y tras sonoros y dilatados aplausos por parte de los asistentes, Laxe salió a la palestra para iniciar un coloquio donde se desglosaron algunos de los aspectos más interesantes y desconocidos del proceso de creación de su obra. Según el cineasta parisino, Lo que arde es su película más asequible para el espectador español, pues, al estar rodada en Galicia, la tierra de sus padres, facilita una mayor identificación por su parte. Y es que, como le dijeron desde las butacas de la sala de la Academia, le ha salido una película muy gallega, pues Lo que arde, llena de contradicciones y paradojas, responde a las preguntas que plantea con más preguntas. Es, asimismo, un retrato del individuo que habita nuestro planeta, un paisaje, tanto físico como humano, donde tierra y fuego se funden para representar el mundo interior del propio Laxe: el fuego que le mueve a encontrar el arte en la catástrofe (“siempre quise filmar los incendios propios del verano en Galicia, aunque eso no es algo bueno para la naturaleza”) y la tierra que no le vio nacer pero a la que, de un modo u otro, pertenece (“en todas mis películas de Marruecos, había mucho de Galicia”).
Como decíamos antes, Lo que arde supuso todo un éxito para Laxe y para el cine patrio en el festival más importante del mundo. Y no es casualidad. En este film se muestran imágenes de un poderío visual y poético como pocas veces se ha visto en el cine reciente. La escena que introduce el relato, donde vemos unos eucaliptos (se utilizaron más de mil) arrollados por unos bulldozers, no hace sino servir como predecesora de la colosal magnitud que confiere y caracteriza la nueva película del director de Mimosas, un film donde vemos los incendios más realistas e imponentes que un servidor haya visto en pantalla. Con actores completamente noveles, la cinta de Laxe tiene un propósito claro: “Mi intención es que se empatice con todo el mundo: con los vecinos, con el pirómano… Empatizas con la complejidad del mundo”. Y a tenor de la recepción del público de la sala madrileña, Laxe ha conseguido conectar con el respetable pese a reconocer la falta de educación cinematográfica existente con respecto al cine de autor: “A la gente se le ha dado repostería industrial durante muchos años. Se invierte muy poco en la educación cinematográfica en las aulas”. Pero Laxe, aun enfrascado en el cine de autor, admite que le gusta que el cine sea alta cultura, pero también cultura popular. Por ello, y sabiendo que su última película llegará a un público más amplio con respecto a sus anteriores trabajos (se estima que llegará a 49 salas en su primer fin de semana), ya prepara un film de carácter más popular, perteneciente al género de aventuras.
Mientras esperamos su próxima película, recordamos que este viernes 11 de octubre se estrena su último largometraje y animamos al público a acercarse a las salas de cine para ver Lo que arde, un apabullante e inabarcable film que atraerá y agradará tanto al fan de Laxe como al neófito espectador del director parisino.