3’5 Butacas de 5
Después de la adaptación de “Asesinato en el Orient Express”, Kenneth Branagh se sumerge de nuevo en la adaptación de una novela de Agatha Christie. En esta ocasión se trata de “Muerte en el Nilo”, una película rodeada de misterio e intriga, como su antecesora.
La película comienza cuando el detective Hercule Poirot es testigo de cómo nace la relación entre Simon Doyle y Linnet Ridgeway. Por casualidad, acude a la boda entre ambos y les invitan a unas vacaciones en Egipto con todos los allegados de la pareja. Durante esas vacaciones, se comete un asesinato que el detective debe investigar.
El principal atractivo de la película es el reparto. Encabezado por Kenneth Branagh interpretando a Poirot, cuenta con actores y actrices como Gal Gadot y Armie Hammer, interpretando a Linnet y Simon, además de Annette Bening, Ali Fazal, Sophie Okonedo, Tom Bateman, Russell Brand y Emma Mackey. Esta última es una agradable novedad entre tantos rostros tan conocidos. Al haber tantas estrellas es complicado que ninguna resalte, pero Gal Gadot lo consigue, interpretando su papel de manera que se puede empatizar con su personaje aunque sea una joven extremadamente rica y aparentemente caprichosa.
Los personajes, de primeras, son superficiales y frívolos, pero a medida que avanza la película se puede ver cómo esa perspectiva cambia. No se da ninguna evolución en esos personajes, transcurre muy poco tiempo, pero se van descubriendo secretos que consiguen darles ese punto de vista más humano y que nos permite comprenderlos y entender sus actos. El amor, la amistad, los celos, la envidia y la avaricia son los sentimientos que marcan el carácter de los personajes, pero es muy complicado saber qué siente cada uno, llegando a confundir el amor con la avaricia o la amistad con la envidia.
La trama es tan enrevesada como cabe esperar de una obra de Agatha Christie, igual que el desenlace. Además, al contrario que en muchas películas de misterio, no da pistas demasiado obvias, permitiendo al espectador sorprenderse y mantener la tensión hasta el final. Consigue crear esa atmósfera de incertidumbre y suspense que la convierte en una película absorbente, que crea la necesidad de conocer el final cuanto antes.
“Muerte en el Nilo” es una película más definida que su antecesora, con un ritmo que se adapta a la historia que quiere contar y a la manera en que quiere contarla. Mantiene el misterio y el suspense hasta un final que no deja indiferente y que es difícil descifrar con antelación. En definitiva, es una película para disfrutar y dejarse sorprender.