4 Butacas de 5
Que la nostalgia está impregnando cada vez más la industria audiovisual es un hecho. Véase sino el creciente número de remakes y reboots disponibles en los catálogos de las principales plataformas; o los que continúan llegando constantemente a las salas de cine. De esta tendencia al revisionismo han surgido también homenajes a grandes producciones que, como “Magical Doremi”, forman parten del imaginario colectivo de muchos de los que han crecido viendo la televisión tradicional. Por suerte para los fans del conocido anime, su creador Junichi Sato se ha emparejado con Haruka Karatami para celebrar el 20 aniversario de su estreno con una película muy útil para demostrar cómo la nostalgia puede tratarse de manera inteligente.
Porque aunque “Buscando a la mágica Doremi” mantiene el espíritu del producto original, no lo hace recuperando a las aprendices de bruja que formaban parte su reparto –la propia Doremi y sus amigas Poppu, Hazuki o Hana–, sino por medio de tres nuevas protagonistas que se conocen casualmente para descubrir que todas han sido seguidoras de “Magical Doremi” desde la infancia.
La influencia que esta última tiene en Mire, Sora y Reika propicia que desde su primer encuentro vaya surgiendo entre ellas una amistad que servirá para que cada una se enfrente a aquello que las impide avanzar: a Mire, un ambiente laboral dominado por hombres que se aprovechan de su trabajo, a Reika, romper con un novio que vive a sus expensas y, a Sora, ser capaz de sobreponerse a la inseguridad de sentir que no es lo suficientemente buena como profesora. Entretanto, se dedicarán también –como buenas fans que son– a explorar los lugares de Japón en los que la serie se desarrollaba. Y, por supuesto, a poner en práctica algunas de las enseñanzas presentes en “Magical Doremi”, especialmente para solucionar los roces que suelen surgir en cualquier relación.
Lo que consigue la película con este cambio de personajes es integrar en su planteamiento la añoranza que los propios espectadores puedan sentir al volver al universo que Sato creó allá por los 2000, viéndose reconocidos como fans en las tres protagonistas y, al mismo tiempo, reconociendo como lo hacen ellas que todo lo que adoramos cuando somos pequeños nos acompañará por siempre en nuestras vidas. La historia nos recuerda así la importancia de la ficción a la hora de relacionarnos con nosotros mismos y con los que nos rodean, además de retratar la amistad femenina y la sororidad de una forma excelente.
Poco más hay que decir de una historia que hará disfrutar tanto a los adultos como a los más jóvenes, y ojalá sumar algún fan al anime original entre estos últimos.