4 Butacas de 5
‘Tierra de los Hijos’, película dirigida por Claudio Cupellini, es una libre adaptación cinematográfica de la novela homónima del autor Gipi.
Situándose en una Italia pos apocalíptica, la película del italiano Cupellini narra la vida de un joven y su padre, dos de las pocas personas que quedan con vida. El hijo crece salvaje, sin miedo y sin saber hacer muchas de las cosas que se hacían “antes”. Y el padre decide educarle así porque es la única manera posible de sobrevivir en ese mundo de peligros constantes.
Al morir el padre, el hijo se embarca en un complicado viaje, con un solo objetivo, descifrar las palabras que guarda el cuaderno secreto de su padre, pues él nunca le enseño a leer.
Este film de ciencia ficción presenta un universo completamente destruido y, aunque no entra en detalle sobre qué fue lo que pasó, varias imágenes impactantes consiguen que tu imaginación vuele y que te adentres en él.
Incluso la estética logra ponerte los pelos de punta, basándose en la suciedad, la oscuridad, el temor, la angustia e incluso la pena de lo que fue y ya no está, algo a lo que hacen referencia varios personajes a lo largo de la película.
La violencia también es un punto a destacar de “La tierra de los hijos”, la agresividad en todas sus formas. Del padre al hijo, del hijo a cualquiera que pueda dañarle, de hombres sin escrúpulos hacia sus inferiores… pero, aunque sea la violencia algo muy representativo de la película, el verdadero motor es la búsqueda de la esperanza, de una vida mejor, de un futuro en el que poder vivir y no sólo sobrevivir.
Seguir al joven protagonista, interpretado por el debutante, Leon de la Vallée, es vivir una montaña rusa de emociones, donde el miedo está muy presente, pero también las ansias por continuar, la lucha por no querer rendirse en ningún momento y el amor. Porque pese a al tono oscuro de la película, el amor, unido a la curiosidad, está en todo momento presente.
En definitiva, La Tierra de los hijos, es un relato algo macabro sobre supervivencia, en el que la relación de un padre, que sigue estando muy presente incluso después de muerto, con su hijo es el hilo conductor y te mantiene en vilo de principio a fin.