4 Butacas de 5
La antropología es realmente fascinante. El estudio de la humanidad, las sociedades del pasado, presente y futuro están condicionadas por nuestros sistemas de organización, la ética, lo que consideramos moral, pero por supuesto por nuestras actuaciones. Esas que están abocadas a través de las emociones, nuestros deseos más primitivos, pero sobre todo por la necesidad de ser algo.
Ser madre y padre es uno de los momentos más especiales de la vida. Poder crear vida, cuidar, enseñar valores…todo está reñido con nuestros deseos y la necesidad de sentirnos realizados. Antropológicamente hablando, somos seres primitivos a la hora de amar y sentir, a pesar de inculcar cierta ética, una moral que a veces saca lo peor de nuestra versión para conseguir algo que nos cure la sed de deseo y dolor.
‘La Hija’, el nuevo largometraje de Manuel Martín Cuenca, aborda la perspectiva de la maternidad desde una visión primitiva, llena de emociones, dolor y un deseo en el que convergen lo que está bien con lo que está mal. La dualidad de la maternidad vista desde los ojos de Patricia López Arnaiz (Ane de David Pérez Sañudo) y la debutante Irene Virgüez, forman parte de los elementos más poderosos de una película destinada a la reflexión, a contagiarnos de una tensión con un paisaje que emite sentimientos a la par que las sensaciones de sus personajes.
De un estilo único, interesante, pero sobre todo poderoso, Martín Cuenca (Caníbal, El Autor) narra el pacto de una joven embarazada con una pareja de adultos a la que espera darles el bebé que está esperando. Un dilema que aunque represente una inmoralidad, en la película convergen diferentes posturas, acciones y variaciones sentimentales de sus personajes, invitándonos a participar en una historia realmente absorbente.
El paisaje, las variaciones de las estaciones del contexto, son otro de los grandes protagonistas de una película en la que Javier Gutiérrez (El Autor) vuelve a trabajar de nuevo a las órdenes del director andaluz. Con una fotografía impregnada de brillo, armonía, frialdad, pero de mucho dolor, todo en ‘La Hija’ nos invita a dejarnos llevar por un thriller lleno del drama interior de sus personajes, de ese arduo deseo que tenemos por conseguir nuestros objetivos a pesar de las cuestiones inmorales que representa. Es parte de nuestro primitivismo, ese que nos hace ser bestias en una sociedad cada vez más pisoteada en sus valores y de la que nos recluimos en el lugar más frío de nuestro interior.
La interpretación de la debutante Irene Virgüez es una de las mejores del año, una revelación en la que fluyen versos de inmadurez hasta alcanzar la madurez de un personaje destinado a ser madre y defender el fruto de la vida.
Con ‘La Hija’, Manuel Martín Cuenca vuelve a hacer gala del enorme talento y personalidad que tiene, todo ejecutado de manera brillante por unas interpretaciones que captan todas las emociones del ambiente para crear una película magnífica y cautivadora.