4 Butacas de 5
Ser famoso no es nada complicado. No lo es porque a medida que los tiempos han cambiado, el morbo, el ridículo y el egocentrismo se han ido apoderando de las mentes de los consumidores y de los escrúpulos de los creadores. Desde Tik-Tok, Youtube, Twitch, noticias del corazón, intérpretes de pacotilla…hoy en día todo el mundo quiere aspirar a poder ser famoso. ¿Y qué precio tiene todo eso?
‘La Puerta de al Lado’ es una película que responde entre otras cuestiones a la anteriormente realizada. El debut en la dirección del actor Daniel Brühl es un notable ejercicio de descomposición de la fama a través del narcisismo, el derecho a la intimidad y al miedo a la pérdida de nuestras raíces. Una película casi teatral en su totalidad y en el que asistimos a un duelo entre el actor y los diferentes problemas que se le presentan a través de un cliente de un bar al que acude.
A paso entre la comedia negra y por momentos el thriller, Daniel Brühl se interpreta casi así mismo metiéndose en la piel de un actor que está a punto de marcharse a una prueba de casting de una película de súper héroes ¿Casualidad? A lo largo de todo el proceso narrativo vamos conociendo todo lo que rodea la vida a Daniel, desde su preciosa esposa, la niñera de sus hijos pequeños, el narcisismo y egocentrismo en el que vive…todos son pequeños factores que repercuten en una manera de ser que se verá amenazada cuando su vecino de al lado, uno de los clientes ( Peter Kurth ) del bar, le amenaza con desvelar información íntima. El rol de Peter es sin duda majestuoso, imponiendo el miedo y el control sobre Daniel desde el principio.
Un largometraje que desmonta sin ningún tipo de complejo todos los tabúes del narcisismo, con los que el actor y director de la película se ríe de si mismo, ejecutando una película entretenida, con diálogos agudos y con una crítica también al derecho a la intimidad. ¿Cuánto vale nuestra información y la accesibilidad que existe para obtenerla? Todo quizás parta de esa soledad a la que nos vemos expuestos y que por mero entretenimiento nos dedicamos a buscar información para satisfacer el morbo y nuestro propio ego haciéndolo pasar mal al prójimo.
La realización es uno de los aspectos más destacables, en los que acompañamos en todo momento al actor por las calles de Berlín, una cualidad que Daniel Brühl lleva a cabo para mostrar sus raíces germanas, esas que nunca ha perdido y que en muchos de nosotros cuando estamos durante mucho tiempo de nuestro país, tenemos miedo a perder.
Una película llena de armonía, ritmo y que ofrece una visión del actor nunca vista hasta ahora. Un debut más que sincero en el que se aprovechan todos los espacios con situaciones brillantes, ágiles que rebuscan en la conciencia psicológica de quien se deja llevar por una odisea teatral y refrescante.