3 Butacas de 5
El espía inglés, la película dirigida por, el también inglés, Dominic Cooke, aterriza en nuestras salas el 29 de octubre. Una cinta de 111 minutos que nos narra la historia del ingeniero Greville Wynne (Benedict Cumberbatch), quien deberá infiltrarse como espía en el MI6 (servicio de inteligencia británico) durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia. Cuando la crisis de los misiles cubanos prometa inclinar la balanza a favor del país soviético, él comenzará a trabajar con la CIA para filtrar información sobre el plan de los rusos, tratando así de evitar una catástrofe.
Partiendo de esta premisa, esta película de corte esencialmente dramático, se centra en ilustrarnos, desde el punto de vista de Wynne, algunos de los hechos menos conocidos sobre este conflicto de los misiles en Cuba.
La película en cuestiones generales no destaca, pero si se defiende. Tiene una cinematografía muy cuidada, y una banda sonora que sabe acentuar las emociones, además de un gran diseño de producción que consigue trasladarnos de forma completa a esta Guerra Fría.
No queda atrás el aspecto interpretativo, que, en mi opinión, es donde realmente más despunta este filme. Y es que, la cinta cuenta con un Benedict Cumberbatch (Greville Wynne)más que notable,que actúa como mayor reclamo de esta, consiguiendo dotar a su personaje de verdadero drama con tintes de la sofisticada comedia propia del actor inglés que al personaje le sientan de maravilla.
La película, aunque con una dirección en ocasiones demasiado convencional, sabe en qué punto de la historia poner el foco. Siendo este la relación emocional que se desarrolla entre el personaje de Cumberbatch y entre el personaje del actor georgiano Merab Ninidze (Oleg). Y es que es, en esta relación, donde más conectamos con la película durante todo su metraje, consiguiendo profundizar más en la complejidad de la situación de los personajes.
Los mayores problemas de la cinta se encuentran en ciertas carencias de ritmo en algunos de sus segmentos del nudo, donde no terminamos de encontrar el conflicto real haciendo que la narrativa se vuelva más densa. Pero una vez nos hallemos dentro de este, todo ganará interés para el espectador, y la película se ubicará en un compás más propio para su historia.
En conclusión, El espía inglés, es una película que se aleja del tono al que acostumbramos ver en una cinta de estas características para poner el foco en la complejidad de las relaciones del protagonista una vez este se convierta en espía. Alejándonos de la fantasía “Bondiana” para aproximarnos a una perspectiva más verídica de lo que podría ser un espía. Con una buena, pero no destacable dirección, que encuentra sus puntos fuertes en un notable Cumberbatch.