3 Butacas de 5
Ron da error es el primer largometraje del estudio británico Locksmith Animation, y también la primera película de animación distribuida por 20th Century Studios desde el cierre de Blue Sky Studios. Esto significa que, como propietaria de Fox, la involucración de Disney en el proyecto es suficiente para que podamos ver guiños a Star Wars y Marvel salpicando la cinta, pero ahí acaba el papel de la casa del ratón en el proceso creativo: curiosamente, las próximas obras de Locksmith va a ser distribuidas por Warner, y el futuro a medio plazo de 20th Century Animation está de todo menos claro.
En cualquier caso, Ron da error no tiene nada que envidiarles a títulos de Fox como Rio (2011) o la más reciente Espías con disfraz (2019). La película nos presenta al Bubble Bot, un pequeño robot creado por la compañía Bubble con el fin de convertirse en el mejor amigo de todos los niños del planeta. El B-Bot está conectado a todas las redes sociales de su usuario, lo que les permite conocerlos a la perfección y aprovechar sus infinitas aplicaciones (sirve de teléfono, proyector, robot de peleas, y hasta como medio de transporte) para adaptarse a sus deseos. Tal es su éxito que Barney Pudowski (Jack Dylan Grazer) es el único niño de su escuela que no tiene uno, lo que le condena a pasar los recreos solo. Alarmados ante la situación, su padre y su abuela deciden hacer un esfuerzo económico para comprarle a Barney un B-Bot (Zach Galifinakis) que había sido retirado tras recibir un golpe durante el transporte… lo que tiene consecuencias inesperadas en su funcionamiento.
Tal vez el punto más fuerte de Ron da error sea su capacidad para oscilar con agilidad entre la comedia de enredo, el slapstick, los tópicos regionales, las películas de espías y el drama adolescente. Los cambios de registro se suceden sin que el tono de la cinta se resienta en ningún momento, conservando además una identidad propia que se ve reforzada por sus estupendos diseños. El B-Bot Ron, en concreto, lo tiene todo para encantar a los más pequeños: un carácter errático y desenfadado, una lealtad a prueba de bombas y un aspecto de mascota, más que de juguete. Funciona hasta para los adultos. La película se empeña en despertar la empatía del espectador hacia lo que no deja de ser una mezcla entre un perro robot, un patinete y un iPhone cuqui, y hay que reconocer que lo consigue.
En cuanto a la trama en sí, hay que decir que esa coherencia tonal no consigue trasladarse con el mismo acierto al guion. No hay ningún chiste o situación que parezca fuera de lugar, pero el desarrollo de los acontecimientos habría agradecido algo más de claridad en la exposición, sobre todo porque la película no deja de presentar una colección de tópicos narrativos para el disfrute de toda la familia. Esto no significa que Ron da error sea confusa ni se haga pesada (al contrario), pero tampoco tiene la brillantez de otras propuestas animadas.
Lo peor, aunque esto a los niños les importará entre poco y nada, es el mensaje subyacente al argumento: algo así como que la era de la tecnología no trae más que disgustos y que en los buenos tiempos los chavales salían a la calle a jugar a la pelota en vez de tanto móvil y tanta historia. Una moraleja bienintencionada, pero que en su empeño por alertar de los riesgos de las redes sociales no deja de manifestar cierta incomprensión por parte de los creadores de Ron da error hacia el modo en que las nuevas generaciones se relacionan entre sí. Como premio de consolación, un puñetazo a la cara de Facebook y los gigantes del sector tecnológico. Pero insisto, al público objetivo de Ron da error le va a dar igual todo esto: nos quedamos con que es una película para toda la familia, con momentos muy divertidos y personajes llenos de carisma. Y Ron. Ron es un encanto, por mucho error que dé.