La película ha sido selecciona para participar en el Just Film Youth and Children’s Film Festival de Tallin.
El largometraje se estrenará en salas de cine el 29 de octubre en España.
La película “ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI”, de Manu Gómez, después de presentarse en el Festival de Cine se San Sebastián, inaugurará el Festival de Cine Ópera Prima de Tudela el viernes 22 de octubre.
Y en noviembre la película viajará a Estonia porque ha sido seleccionada por el Just Film Youth and Children’s Film Festivalde Tallin, dentro de la sección “Children’s competition”.
En palabras de Manu Gómez, “ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI” habla de los que tuvieron que huir, de los que se quedaron y, sobre todo, de los que aprendieron a convivir luchando por la integración y por la normalización de la convivencia en la Euskadi de los años ochenta.
La película está producida por Beatriz Bodegas, La Canica Films (“Tarde para la ira”) y será distribuida en cines por eOne.
Los protagonistas de esta película son 4 niños, Asier Flores (“Dolor y Gloria”), Aitor Calderón (“Que Dios nos perdone”), Miguel Rivera (“Dos amantes”) y Hugo García, y están acompañados por consagrados actores como Luis Callejo, Marian Álvarez, Vicente Vergara, Pilar Gómez, Vicente Romero, María Isasi, María Alfonsa Rosso, Arón Piper, Yon González, Ruth Díaz y Josean Bengoetxea.
“ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI” es una producción de La Canica Films S.L.U. y Érase mi cuadrilla La película A.I.E. con la participación de Historias del Tío Luis, con la participación de RTVE y EITB, con la financiación del Gobierno de España. ICAA, con la colaboración de Crea SGR y Diputación Foral de Gipuzkoa.
SINOPSIS:
Euskadi 1985. El colegio ha terminado, por fin llegan las ansiadas vacaciones. Marcos y sus 3 amigos, José Antonio, Paquito y Toni, reciben expectantes la llegada del verano, un verano prometedor sobre todo porque a sus doce años poco importa dónde, ni cuándo, ni cómo. Recorrerán las horas en el laberinto que la vida les ha deparado, en una Euskadi antigua, luchadora, convulsa. Un laberinto de paredes grafiteras, donde rebotan las pelotas de goma y los sueños de libertad; cubierto de un cielo gris prefabricado en cooperativas, donde la muerte y la vida ya no mantienen relaciones formales.