Seguimos deambulando entre sueños y pesadillas durante el Festival de Sitges, un evento en el que estamos disfrutando a tope del cine fantástico y de terror.
“EL PÁRAMO”
El estreno de David Casademunt, en esta ópera prima ha sido toda una sorpresa. Trasladándonos a un paisaje desolado, una familia en mitad de la nada deberá hacer frente a una presencia que les acosa, un film de terror con toques de Western y mucho drama personal, que los actores transmiten de manera soberbia, con una mención especial para Asier Flores, que no sólo consigue estar a la altura, sino que es toda una revelación.
Una propuesta arriesgada que en algunos tramos se siente demasiado dilatada, pero que da lo que promete. Podremos disfrutar de ella en enero, hasta entonces, intentaremos mantener alejada a la Bestia.
“HALLOWEEN KILLS”
Y de una ópera prima a toda una obra consagrada a lo largo del tiempo. En esta segunda parte del reboot de la saga estrenada en 2018 a manos de David Gordon Green, podemos encontrar la misma fórmula que veíamos en la primera entrega.
Un Michael Mayers desatado que sigue aterrorizando a las buenas gentes la noche de Halloween, aunque esta secuela propone algunos cambios, el poco desarrollo general de personajes o de situaciones nos lleva a una película, que, aunque los fans amarán, tiene la función de ser una película puente para llegar al desenlace, donde veremos esa ansiada batalla final.
Habrá que esperar al siguiente Halloween, eso sí, ¡Michael estaremos preparados!
“LIMBO”
Una propuesta visual potente y localizaciones increíbles, en un fantástico blanco y negro, que me atrevería a decir que es de los mejores que he visto en un thriller policial que nos cuenta como un joven policía junto a su veterano compañero persiguen a un asesino en serie, en una lluvia que parece ser infinita.
Una lástima porque con esta premisa parecía que ‘Limbo‘ sería una revelación, pero se convierte en una película que aspira a ser algo más de lo que es, pretenciosa en el uso de grandes generales con una foto muy cuidada pero que dilata innecesariamente una historia nada original, plagada de estereotipos y con poco desarrollo de personajes, con un potente arco final que llega tarde y se hace breve en comparación a los casi 40 minutos que vemos a los protagonistas recorriendo calles.
Sin ser una película desastrosa, está lejos de ser lo que pretende y se queda en un “limbo” poco estimulante.