Aquí llega la segunda crónica de la 67 edición del Festival de San Sebastián. La primera mitad del festival ha contado con algunas (o con la mayoría, todo hay que decirlo) de las películas más esperadas por la crítica o el público (como ha sido el caso de ‘El Faro’, ‘Ema’ o ‘Retrato de una mujer en llamas’). Puede que la segunda mitad del festival no tenga películas tan icónicas como esta, pero no por eso son días menores.
Durante estos últimos días de festival, hemos podido ver algunas de las películas que más tendrán que decir en la próxima temporada de premios cinematográficos españoles, pero también ha habido hueco para alguna que otra película europea, conocer un poco más a fondo una de las ciudades más bonitas de España y, por qué no decirlo, alguna copita de vino. Han sido varios días de estar de aquí para allá, pero tengo que decir que está mereciendo la pena.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, de José Luis Torres Leiva (Sección oficial)
Comienzo mi andadura en el festival de San Sebastián con una de las películas más curiosas (por decir algo) de todo el certamen. Torres Leiva llega a Donosti con Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, una obra que casi parece más un poema llevado a la gran pantalla. El director quiere plantear el amor, la muerte, y demás temas profundos a través del fatal destino de una de las componentes de la pareja protagonista, interpretadas por unas deslumbrantes Amparo Noguera y Julieta Figueroa.
La película parte de una base tremendamente profunda e interesante (a la par que nada original), lo cual llevaría a pensar que se puede hacer un gran trabajo con ello. Sin embargo, la película termina yéndose por los cerros de Úbeda, hacia caminos demasiado poéticos y exigentes para el espectador, un espectador que no termina de engancharse al film en ningún momento. No ha sido un buen comienzo en el SSIFF para mí.
Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar (Sección oficial)
Nos seguimos quedando en la sección oficial para ver la segunda película de la jornada. Para mí, al igual que para los cinéfilos y mucha gente del público, una de las más esperadas. Amenábar retorna al cine patrio tras Regresión, la que fue su intento fallido de volver al cine estadounidense. Gracias a dios, Mientras dure la guerra no se parece en nada a la película protagonizada por Emma Watson y Ethan Hawke, pero eso no significa que no tenga ciertos aspectos nada positivos.
Amenábar vuelve a demostrar que tiene una capacidad innata para la dirección, y deja claro su talento innato para realizar películas de carácter notable, pero Mientras dure la guerra se siente vacía en contenido. Además, su falta de posicionamiento o su intento por racionalizar la cinta hasta niveles extremos hace que los espectadores no congenien con una cinta que más parece un biopic de Unamuno y la Guerra Civil que la que en un primer momento se nos vendió.
La trinchera infinita, de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga (Sección oficial)
Tras el intento de Amenábar de representarnos con el mayor rigor posible uno de los conflictos más fueres de la historia de nuestro país, llegamos a una película que logra esto con creces. Iba con muchas ganas de ver la nueva película de los directores de Handia y Loreak, y más teniendo en su reparto a dos actores de la talla de Antonio de la Torre y Belén Cuesta, lo cual mantenía el hype muy alto. Y lo cumplió con creces.
La trinchera infinita lo tiene todo para gustar. Ya no solo es que nos cuenta una historia que se podría considerar como real con una emoción y un entretenimiento envidiables, sino que además consigue retratar el terror y el miedo de la Guerra Civil sin tener que meterse de lleno en el género bélico.
Y por si todo esto fuera poco, ambos actores están enormes en sus respectivos papeles: de la Torre nos vuelve a demostrar que es uno de los grandes actores de este país, mientras que Belén Cuesta se aleja de la comicidad que siempre la ha acompañado en sus papeles para regalarnos un papel lleno de fragilidad, fuerza, y sensibilidad. La trinchera infinita lo tiene todo, en este momento para convertirse en la Concha de Oro.
Patrick, de Gonçalo Waddington (Sección oficial)
Tras una buena cola intentando conseguir entradas para los pases de la tarde y con un buen café en el estómago, me dispongo a ver otra de las películas que compiten por el premio del Festival de Donosti. Esta vez nos despegamos un poco del español y nos trasladamos a Patrick, una cinta que ha dado mucho de que hablar durante estos días de certamen.
Y no es para menos. Patrick se mueve en el camino del trauma infantil, dándonos un protagonista que lo tiene todo para encantarnos y horrorizarnos al mismo tiempo. Pero la película, tras un principio potente y con grandes posibilidades, termina convirtiéndose en un sopor intragable durante su segundo acto, que se hace particularmente eterno. Solo un final agradable a la par que cuestionable consigue salvar a la cinta del suspenso.
Adiós, de Paco Cabezas (Gala RTVE)
Volvemos a nuestras fronteras con una película cuyo reparto es sumamente conocido y que, por primera vez desde mi llegada al festival, no es de la sección oficial. Adiós, la nueva película del exitoso y polifacético director Paco Cabezas, nos trae de vuelta ese thriller sobre la droga y el narcotráfico que tanto hemos visto en nuestro país, con un repartazo lleno de nombres de la talla de Mario Casas, Natalia de Molina o Carlos Bardem.
La cinta se ha convertido en una de las más entretenidas del festival. A pesar del gran entretenimiento que es, el guion denota un recorte en el metraje que compone la película provocando que el espectador se cuestione algunos de los momentos que suceden en la película. Un film brutal, que muestra la garra y espectacularidad en su reparto con una excelente Mona Martínez, Natalia de Molina y Ruth Díaz.
La hija de un ladrón, de Belén Funes (Sección oficial)
Volvemos a la sección oficial de la 67 edición del Festival de San Sebastián con una de las películas más esperadas por todos. Belén Funes hace su debut en la dirección con La hija de un ladrón, una película protagonizada por Greta Fernández y Eduard Fernández. No sabía muy bien qué esperarme de una película como esta, ya que habían sido muy mixtas las reacciones y críticas que había escuchado sobre ella. Sin embargo, no me decepcionó en absoluto.
La hija de un ladrón es una joya a todos los niveles. Ya no solo es que te hable del día a día de miles de mujeres a lo largo de sus casi dos horas de duración, sino que además te lo hace con un realismo, una angustia escondida y una complejidad que simplemente impresiona. Greta Fernández por fin consigue el reconocimiento que se merece con un personaje interesantísimo y con una (o varias) de las escenas que se van a quedar en mi memoria del cine de este año. Si no fuese porque La trinchera infinita está en competición, no tendría ninguna duda de que Funes se llevaría la Concha.