4’5 Butacas de 5
Hay sucesos y acciones que marcan la historia de las personas, de un pueblo o de un país. Las acciones de la organización ETA han supuesto un antes y un después en muchas familias; esta es la realidad que Icíar Bollaín (Te doy mis ojos, También la lluvia) representa en su último largometraje: Maixabel, presente en la edición del Festival de San Sebastián este año.
Nos encontramos ante la historia de Maixabel Lasa, la primera persona en llevar a cabo un encuentro entre víctima y miembro de dicho grupo, interpretada por una brillante Blanca Portillo (Invisibles, Los abrazos rotos), que deja a los espectadores sin palabras ante dicha representación llena de un sentimiento indescifrable, tan complejo como la naturaleza del tema que tratan. Junto a un trabajo remarcable de Luis Tosar (Ventajas de viajar en tren, Quien a hierro mata) quien da vida a Etxezarreta, constituyendo un dueto que protagoniza algunas de las escenas más intensas y conmovedoras del largometraje. En cuanto a interpretación me gustaría mencionar a María Cerezuela, siendo Maixabel su primer largometraje.
La directora, cuyas películas no dejan de tener un enfoque social, humano, llenas de pequeños detalles que les otorga un brillo tan especial, ha coescrito el guion de esta pieza junto a Isa Campo (Entre dos aguas, La próxima piel); ambas consiguen dar forma cinematográfica a una historia basada en hechos reales, hace unos años dentro de nuestras fronteras. Si bien se nos presenta un conflicto que toca la fibra sensible, se opta en ocasiones por un montaje y encuadres más bien objetivos, desprovistos a primera vista de las emociones que pueda provocar; no obstante, esto mismo las subraya dejando que la imagen y la situación hablen por sí solas. Este procedimiento, gracias a alternarlo con su contrario, consigue que nos metamos de lleno en algo que constantemente nos recuerdan como real. Algo que no necesita en ocasiones más explicación debido, por desgracia, a nuestra experiencia como espectadores de lo social.
Si bien se trata de un texto fílmico destacable, da la sensación de que podría haber ido un paso más allá. Parece que hay una suerte de freno en el desarrollo de la trama; puede ser la intención, dando a entender que se trata de un hecho cuya cicatriz se mantendrá en el tiempo, aunque pueda soportarse mejor. Aun así llega un momento en el que falta algún elemento.
En cuanto a la escenografía, un uso que parece basado en la dualidad de la situación y muy acertado que en todo momento dirige nuestro imaginario como espectadores, remarcándonos los lados representados en esta historia que marcó un antes y un después en la idea acerca de las personas que, por un lado, habían asesinado, y por otro buscaban comunicarse. Hay toda clase de opiniones acerca de lo que sucedió hace años, pero las víctimas y victimarios han sido todo un ejemplo de cómo el diálogo puede hacer avanzar a las personas.
Así pues, tenemos presente que el último largometraje de Icíar Bollaín es uno de los estrenos del año, siendo una maravillosa muestra que nos acerca a las nuevas generaciones a los sucesos que tanto han marcado nuestra sociedad, desde la comprensión.
Me ha parecido muy emotiva. Sin duda la peli española del año.
Me ha volado la cabeza la actuación de Urko Olazabal.. Es la mejor actuación de Maixabel. No se como lo habéis pasado por alto.
Creo que habrá muchos premios goya