3 Butacas de 5
A lo largo de este siglo, el cine francés ha tenido consigo un amplio abanico de comedias; ya sean más exitosas en taquilla pero sin ningún tipo de reconocimiento académico, como por ejemplo ¿Dios mío, pero qué te hemos hecho?; más laureadas en premios y festivales pero que no llegaron a cosechar una gran repercusión a nivel mundial, como Guillaume y los chicos a la mesa; y otras que aúnan las dos condiciones, véase Intouchables o Amélie. Pues bien, este servidor vaticina que Adieu les cons se situará dentro del segundo caso: un título que logró asentarse como la mejor película francesa de 2020 en la última gala de los premios César, pero que pese a obtener unos resultados económicos más que notables a nivel nacional, no logrará ser un éxito mundial ni hacerse un hueco dentro de la Historia del cine reciente.
Albert Dupontel, autor y protagonista del título que nos ocupa, saca su rostro más humano en esta disparatada (en cuanto acción se refiere) comedia que logra ser tan imprudente en sus emociones como sentimental en sus credenciales. El director de Nos vemos allá arriba mixtura humor y drama de forma inteligente, aunque su enfoque reflexivo y el trasfondo de la obra hacen sombra a la vis cómica emitida en la pantalla, y es que resultan más atrayentes las situaciones por las que pasan los personajes que la desaborida verborrea que pueden lograr a proyectar durante buena parte del metraje.
Estamos ante un enrevesado ejercicio que se aleja de las típicas comedias francesas convencionales, más en su fondo que en su forma, más en su tono que en su estética. Hay que ser valientes para enamorarse, pero más valiente hay que ser para pronunciarse. A veces el amor nos ciega, nos bloquea. No somos capaces de dar un paso adelante, pensamos que es mejor mirar hacia otro lado, aferrarnos a nuestra zona de confort y dejar pasar un tren que nunca va a volver. Sí, somos idiotas. Por otra parte, tenemos el amor familiar, ese que es más fuerte que las bombas, ese por el que haríamos cualquier cosa por disparata y arriesgada que pueda llegar a ser para encontrarnos con la persona por la que daríamos nuestras vidas. Todo esto es lo que palpamos en Adieu les cons, amores ciegos y cobardes; incombustibles e insaciables envueltos en una plana comicidad.
Los cambios de estilos notables en algún momento de la película van acordes a la manera de pensar de los protagonistas; un elenco conformado por un hombre temerario e inconsciente, una mujer que padece de una enfermedad terminal y un ciego que emitirá los instantes más ingeniosos a la par que agudos de la cinta. Todos ellos cambiarán su perspectiva y se entrecruzarán en una historia de chantaje, búsqueda y encuentros, donde la pareja protagonista compartirá, por suerte o por desgracia, sino.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, Adieu les cons es una comedia de sentimientos y sensaciones que logró triunfar en los premios de la academia francesa más por abordar conceptos universales y contener elementos que consiguen empatizar con el respetable que por proyectar una historia compleja y extremadamente profunda. Aunque sí que cuenta con una moraleja de amor y vida aplicable a nuestra cotidiana existencia. Más irracional que divertida, menos intensa que reflexiva. Pero siempre, grata experiencia la que nos regala Dupontel.