Las películas biográficas me siguen fascinando. No por el mero motivo de narrar una vida desconocida para muchos, sino por la psicología que representan las capas de sus personajes. ‘Charlatán’, es el nuevo film biográfico que nos adentra en el corazón de la República Checa en el periodo de guerra y posguerra de la Segunda Guerra Mundial.
El film nos presenta la vida de Jan Mikolášek, un joven fascinado con las plantas y sus propiedades medicinales que hace de ellas su forma de vida hasta convertirse en uno de los mayores sanadores de su época. Un largometraje que ahonda en sus pensamientos, sus ansias de aprendizaje y algunos casos particulares de una vida en la que no tuvo reparos en atender a ricos, pobres, comunistas y nazis.
El largometraje nos presenta un rompecabezas por momentos lineal y en otras ocasiones muy cercano al drama de su protagonista, un personaje logró irritar a las autoridades políticas de la época teniendo que demostrar la validez de su ciencia durante el juicio al que fue sometido.
Con interpretaciones inteligentes, el peso de la calidad de la película recae en la figura de Josef Trojan, quien demuestra soltura y experiencia en un papel que permitirá al espectador situarse en la dualidad de la confianza o la propia desconfianza de unos métodos sanadores que todavía muchos siguen poniendo en práctica, siendo una de las principales fuentes de los negacionistas.
La película está rodada de forma elegante, siendo la luz y el brillo de sus escenas algunos de los puntos fuertes de un film que no tiene reparos tampoco en mostrar la dureza de una época que trastornaba la psique de su protagonista. Un guion pulcro, lineal y que, pese a no arriesgar en todo el metraje, sabe defender sus principales virtudes, pero termina cayendo en terreno seco sin permitir deslizar a otros ámbitos innovadores.
Un viaje a través de la juventud e inocencia cruzando el sendero de la madurez y caída de un personaje que se ganó el cariño de muchos y el odio de otros por la desconfianza a lo nuevo, a la adaptación de una sociedad autoritaria que miraba con recelo el nacimiento de nuevos hitos.