3´5 Butacas sobre 5
Si os soy sincero, me encantan las películas que hablan sobre la adolescencia y el paso a la edad adulta. Es, para mí, uno de los procesos más importantes de cualquier persona, y me apasiona el ver cómo diferentes cineastas lo han representado a lo largo de la historia del cine. Desde la maravillosa Lady Bird de Gerwig hasta películas como Las ventajas de ser un marginado o Yo, él y Raquel, han sido muchas las obras que han intentado retratar ese complicado y emocionante paso tan importante en nuestras vidas. Y La inocencia nos lo ha retratado desde otro punto muy distinto.
La inocencia es una película que nos cuenta la historia de Lis, una joven adolescente que está pasando uno de esos veranos tan recordados en el pueblo, junto con sus amigas y su novio macarra. Todo parece ir de maravilla, viviendo la vida de una adolescente normal y corriente. Sin embargo, un hecho inesperado quebrará las paredes de su mundo y le hará ver que en realidad, la vida no era nada fácil. ¿Intensa? Evidentemente.
No me cabe la menor duda de que lo más importante que tiene la película de Lucía Alemany es su reflexión. Durante toda la cinta, vemos la caída a los infiernos personales del personaje de Lis, representada en una relación extremadamente tóxica con su pareja (una pareja que parecía idílica), un grupo de amigos que con el tiempo se va resquebrajando y unos padres con los que no termina de cuadrar en el personaje. Y es por eso por lo que La inocencia es una película muy destacable, por su intento (que no por su resultado) de que el espectador se vea reflejado en la adolescencia de esta chica, a pesar de que sus vidas sean radicalmente distintas.
De eso tiene mucha culpa la directora. Lucía Alemany realiza un trabajo muy reseñable en su ópera prima, retratando un realismo con el que cualquiera nos podemos ver representado. Sí, Alemany no logra una película perfecta e incluso llega un momento en el que no sabes muy bien qué película estás viendo, pero su ambición y su relativamente buena resolución terminan por dejar con un buen sabor de boca al espectador.
Pero ante todo, por encima de todas las reflexiones, el mismo título de la película nos deja claro el tema que predomina: la inocencia. Todo el comienzo de la cinta intenta plantearnos esa típica inocencia adolescente en el personaje de Lis, para durante la segunda mitad de la película irla destrozando punto por punto, hasta que te das cuenta de que el personaje de Carmen Arrufat ha cambiado para siempre. Sobre todo, ya no es la niña que era antes. Y eso, aunque la directora no consiga mostrarlo en su totalidad, sí, es muy reseñable, porque pocas películas patrias han intentado tratar este tema desde una perspectiva tan realista. Y eso es de agradecer.
Toda la película está sobre los hombros de Carmen Arrufat. La película es enteramente ella y su maravillosa Lis, a pesar de que la joven actriz hace lo que puede con un personaje tan grande e interesante como es el de esta adolescente. Arrufat logra una interpretación notable y muy potente, aunque no es la más destacable de la cinta. Aun así, es importante puntualizar que hace un gran trabajo. Por otro lado, Joel Bosqued es el robaescenas de la cinta, consiguiendo un papel muy diferente a lo que hemos visto de él en sus diferentes personajes en televisión y cine. El actor tiene algunas de las escenas más importantes y recordadas de La inocencia, con un personaje que levanta amores y odios a montones.
Pero tampoco hay que olvidarse de los actores más veteranos de este reparto. Sergi López nos vuelve a demostrar una vez más que sigue siendo uno de los mejores actores de nuestro cine, a pesar de volver a traernos un personaje demasiado visto en su filmografía, repetitivo y que no conecta en ningún momento con el público. Además, López queda relegado a un segundo plano cuando aparece Laia Marull, quien logra la mejor interpretación de toda la película, en el papel de esa madre que, sí, podría ser perfectamente la nuestra. Lo que Laurie Metcalf representaba tan bien en la película de Gerwig, Marull lo consigue representar casi igual de bien que la actriz, con una interpetación que emocionará a todo el público.
En conclusión, La inocencia es una película que, a pesar de no ser perfecta, consigue respirar un aura de joyita que dejará con una reflexión muy importante al espectador. La dirección de Alemany intenta por todos los medios que no olvidemos su película, y a pesar de que no logra su cometido, sí podemos decir que nos encontramos ante una de las películas más notables de nuestro cine. Y Laia Marull se merece una nominación al Goya.