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La especie humana sigue demostrando durante el transcurso del tiempo de su reloj vital, un amplio desgaste de minutos y segundos en prejuicios sobre los demás. Cultura, raza, estatus social…somos una especie única, y por mucho que pensemos aquello de “no va con nosotros”, seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez.
Ni siquiera con ver las noticias a diario cambiamos nuestra actitud, seguimos creyéndonos superiores a los demás en muchos aspectos o queriendo llamar la atención a costa de quedar por encima de alguien.
Egolatría, prejuicios, humor y el drama de nuestra miseria conductual, son algunos de los ejemplos que se pueden apreciar en Seis Días Corrientes, la nueva película de Neus Ballús (La Plaga, El Viaje de Marta) que es todo un homenaje al trabajador y un guantazo a nuestra actitud ante los demás.
El largometraje, presentado en el Festival de Locarno y posteriormente hará lo mismo en Toronto, es un ejemplo del poderío que posee la cineasta en la mezcla de ficción y realidad, a través de una historia en la que el humor converge a través de nuestra propia actitud ante situaciones o personas que aspiran a encontrar la esperanza dentro de un marco social.
Seis Días Corrientes relata el día a día de de Moha, Valero y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad en la periferia de Barcelona. Durante una semana Moha, el más joven, tendrá que demostrar que está preparado para sustituir a Pep, que se jubila. Un filme en el que seguimos día a día las situaciones de sus tres protagonistas, trabajadores del gremio al que representan en el film, y que demuestran una solvencia exquisita gracias al tacto del guion y la dirección de su cineasta. Los tres están realmente espléndidos, permitiendo a todo aquel que se sienta a disfrutar de la película, empatizar con cada uno de ellos, llevarnos las manos a la cabeza viendo la actitud de Valero y con ganas de abrazar a Moha. Un tridente que trabaja con mucha humanidad y solvencia.
Original, única y hecha con el corazón de alguien que concibe el cine como una herramienta social y de expresión de nuestros sentimientos, a través de las piedras que nuestra propia conducta forma ante los demás.
Prejuicios racistas, machistas, de experiencia, la soledad y los nuevos modelos físicos, todo lo que acontece en la película cobra sentido con lo que vemos actualmente en la sociedad. Neus Ballús construye un relato cargado de sensibilidad en la que sus tres protagonistas son las principales estrellas, llevando el drama a su ámbito diario, y convirtiéndolo en una singular comedia ligera que no posiciona al espectador en la caricatura, al contrario, lo hace de manera elegante y sincera para que nos demos cuenta de nuestras carencias de empatía con los demás.
Una película que es un ejemplo de convivencia, en la que su directora vuelve a demostrar el talento y humanidad de sus relatos, convirtiendo pequeñas historias en grandes ejemplos de humanismo y realidad.