4 Butacas sobre 5
La mayoría de los cinéfilos conocerán la obra de Víctor Hugo Los Miserables pero, qué pasaría si traemos su obra a la actualidad y la mezclamos hábilmente con The Wire y Trayning Day? El resultado puede sorprender. Esta es la apuesta que ha hecho el director Ladj Ly con su opera prima Los Miserables, un film de drama social situado en los suburbios de Francia.
La historia nos narra el primer y trágico día de Stéphane, un policía recién incorporado en la brigada anticriminal de Montfermei donde conoce a los veteranos Chris y Gwada. Este grupo se adentrará en los barrios castigados por los grupos organizados, cuyo único objetivo es hacerse con el control del distrito, y Stéphane vivirá en sus carnes la corrupción, el abuso de poder, la perdida de la esperanza y, aunque suene sórdido, el robo de un cachorro de león.
Se trata de un relato con fuerza y autenticidad que pone en situación desde el primer momento. Cuando la cinta arranca el mensaje es claro y no permite que el espectador tenga tiempo de echarse atrás. Toda la primera mitad de la película es una seria y dura declaración de intenciones dónde la crudeza y la violencia afilan sus filos. Aun así, por alguna razón, Ladj Ly parece perder de vista el objetivo principal de su historia y la narración se desvía, lenta pero constantemente, hacia un desenlace al que el espectador no parece saber del todo cómo y cuándo llegar.
Realmente se trata de un film de doble filo, ya que no permite al espectador posicionarse a favor de ningún bando. Solo permite enfatizar puntualmente con el único personaje que parece no estar corrompido por sus deseos egoístas: el protagonista. Así como el director demuestra unas excelentes dotes de hábil narrador, el empeño por llenar cada escena de lecciones morales, junto con un tosco intento de dar cuerda a personajes que son meros clichés, hace que esta historia no tenga la potencia suficiente para acabar por todo lo alto.
Si bien Los Miserables cuenta con un nervio contagioso, los problemas llegan por intentar dar fuerza a un tema mil veces tratado sin intención de querer ofrecer nada nuevo. Una película con tantos pliegues sociales comete el error de apresurarse, cargar con demasiado peso y decidir cerrar todos y cada uno de los temas en el último momento. Así como la crudeza social es su mejor baza para impactar y calar en el espectador, el tremendismo y la falta de buenas resoluciones son su punto más flaco.
En conclusión, de trata de un film con potencia y dramatismo suficiente para atrapar a cualquier espectador en la butaca y no dejarlo escapar, pero que decae suavemente hasta ofrecer un final que no cumple con las grandes expectativas que propone en su inicio. Con un casting excelente, los actores quedan eclipsados por unos tópicos personajes que no están a la altura de la historia. Si bien cuenta con una magnifica puesta en escena, repleta de alusiones a la Revolución Francesa, este drama policial ambientado en los suburbios de París pierde fuerza y sutileza a medida que una violencia se apodera de ella para usarse como parche antiagujeros de guion.