2´5 Butacas de 5
España, concretamente Andalucía, sigue siendo por desgracia uno de los lugares favoritos de los narcotraficantes. No pasa un día en el que encendamos la televisión y escuchemos noticias relacionados con tiroteos, persecuciones a capos de la droga en Algeciras, Málaga o La Línea, y muertes, muchas muertes a consecuencia de la droga. Porque la droga no solamente es un vicio, es una forma de vida de aquellos que pisotean a cualquiera que les impida conseguir sus metas, incluso matando.
‘Hombre muerto no sabe Vivir’ es la ópera prima de Ezekiel Montes, película estrenada en la última edición del Festival de Málaga. Un thriller situado en la actualidad, con tintes del western más visceral, oscuro y con toda la crudeza del mundo de la droga. Rodada en Andalucía, su casting casi al completo, bebe de la tierra que vio nacer a Lorca, Andalucía. Con interpretaciones de pura raza, el espectador se sumergirá en un relato de avaricia, negocios turbios y por supuesto la perdida del honor entre capos.
Tano (Antonio Dechent) ha trabajado toda su vida para Manuel (Manuel de Blas), un empresario de la construcción que en épocas mejores controló toda la ciudad. Ahora, ya en la vejez, Tano ve cómo Manuel no puede llevar la empresa, y toda la estructura se enfrenta a un cambio generacional, a nueva gente, nuevos negocios, nueva forma de llevar la empresa… pero la misma violencia de siempre.
Con una sinopsis en la que se nos presenta un contexto turbio, sabemos perfectamente que nos enfrentamos a una historia cruel y violenta, como el fondo de los negocios ilegales, donde el interés de cada uno, la violencia y las ansias de poder además de la corrupción política, son los puntales de una historia en la que el honor entre caballeros se vapulea con el aroma de la pólvora.
‘Hombre muerto no sabe vivir’ es una película que sale airosa en algunas de sus ramificaciones, pero no en todas. Sus interpretaciones, con un amplio reparto coral, progresan adecuadamente a medida que avanza el metraje. En este sentido, Antonio Dechent está impecable con su sola presencia, acompañado por unos notorios Manuel de Blas, Rubén Ochandiano, Elena Martínez, Paco Tous, Nacho Novo o Juanma Lara, que hilan correctamente en sus respectivos roles. No necesitan hacer alarde de ninguna interpretación de Goya, son papeles de personajes rudos, en los que, a través de alguna frase lapidaria y la oscura presencia, hacen que la película viaje sola. Pero de la misma manera que el film consigue salir airoso a través de la mayor parte de sus interpretaciones y el buen pulso de su director en las escenas violentas, naufraga en la propia ambición que posee la película. Básicamente porque Hombre muerto no sabe vivir, a pesar de ser una película modesta y loable en muchos sentidos, peca de ambiciosa al pisar el acelerador para conseguir cotas más altas. Es debido a eso, donde en algunos momentos su historia pierde fuelle, todo es demasiado previsible, aparece la sobreactuación en algunos personajes, además de contar con un excesivo metraje a la larga.
En conclusión, ‘Hombre Muerto no sabe vivir‘ es una película correcta del género, y que se disfruta plácidamente si uno sabe desde el inicio a lo que va expuesto. En cambio, aquellos que busquen una odisea en su narrativa y de grandes proezas, pueden llevarse una decepción porque es un film hecho con la raza de sus intérpretes, la sed de poder de su trama y la visceralidad de sus personajes.