3 Butacas de 5
The Last Bus (o “El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo” en español), está dirigida por Gillies MacKinnon, (conocido por otras películas como Small Faces, Pure o Regeneration), y producida por, entre otros, Peter Hampden (Shame), Norman Merry (We need to talk about Kevin) y Jan Pace (Sumerland).
Algunos de sus productores y en especial, el escritor de esta historia, Joe Ainsworth, parece que debutan en el gremio con un guion original de lo más entrañable y que puede llegar al corazón de cualquiera. The Last Bus es una historia trágica, cuanto menos, de un anciano encarnado por un estupendo Timothy Spall (Tom), ya conocido por muchos por sus papeles en la saga de Harry Potter, El discurso del Rey, Alicia en el País de las Maravillas, etc. Spall refleja con verdadera intensidad y pasión la frustración de las incapacidades como hombre ya entrado en la tercera edad, así como la testarudez y la fuerza de voluntad por continuar siendo independiente, y la melancolía que lo mantiene constantemente absorto.
La historia que se nos presenta no es ni mucho menos complicada, posee una trama muy sencilla de digerir, cargada de anécdotas que en algún momento pueden resultar introducidas con calzador y que no tienen demasiada influencia en lo narrativo, pero que en ningún momento le restan esa sensibilidad por el protagonista.
Tanto para lo bueno como para lo malo, esta es una película que ya había terminado antes de empezar, The Last Bus funciona muy bien en forma de epílogo, cuenta con numerosos flashbacks sobre el pasado del personaje. El triste retorno de un héroe que debe volver a su hogar para cumplir promesas y saborear recuerdos. Él es el centro de la historia y lo demás es secundario.
Un componente importante de la película que podemos observar a través de estas anécdotas es que no se trata de un simple viaje en bus, sino de un ligero viaje a través de toda Gran Bretaña y sus diferentes tipos de gentes, su carácter multicultural, sus acentos, la calidez de algunos y la frialdad de otros. No pretende solo hablar de la vejez del héroe, sino de la vejez actual de su tierra natal, de su historia pasada y su situación actual.
El color aporta significado en el personaje de Mary (Natalie Mitson como Mary joven y Phyllis Logan como Mary anciana)y otros ámbitos. Su fotografía no deja de ser interesante en algunos momentos, con iluminaciones en escenarios tan diversos como la ciudad y el campo, y contando con buenas composiciones y decisiones interesantes detrás de la cámara.
Sin embargo, y pese a todo esto, The Last Bus puede resultar para algunos una película demasiado llana, que no termina de enganchar al carecer de giros o verdaderas tensiones que supongan un conflicto para el protagonista. Al ser una historia tan humilde puede caer en el desliz de convertirse en “simple” o aburrida.