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La educación es el gran valor que tenemos los seres humanos para convertirnos en grandes personas. No hablo de modales, me refiero a un concepto más universal que engloba los valores, la decencia, la filosofía y el sentido crítico de las cosas. Un aspecto del que poder vivir día a día para reflexionar y convertirnos en mejores personas de lo que somos. Al final del sendero de la vida nos espera la muerte, por eso es más necesario que nunca hacer que quienes nos olviden, se enriquezcan de lo bueno de nuestros corazones.
El Olvido que Seremos no es una película más. El nuevo largometraje de Fernando Trueba es una oda a la vida, a los valores y a la educación. La vida de Héctor Abad Gómez, un destacado médico y activista de los derechos humanos en el violento y polarizado Medellín de los años 70, a través de un retrato familiar en el que la cercanía, la esperanza y el amor son tres de los vértices de un círculo en el que la bondad del corazón es principal foco.
La película está basada en la vida de Héctor Abad a través de las palabras de su hijo, Héctor Abad Faciolince cuyo relato está escrito en las páginas del libro que lleva el mismo nombre del film. Una lectura llena de filosofía para la vida, del amor a la familia, a la educación y al sentido crítico porque, aunque quede muy bonito decirlo, se nos ha olvidado reflexionar sobre algunas circunstancias que suceden a diario sin pensar en las buenas personas que nos necesitan.
Fernando Trueba plasma magistralmente una película llena de vitalidad, creación, educación y tolerancia por las personas. Una historia en la que Javier Cámara se descompone en el rol de padre amoroso y bondadoso para hacerle ver a su hijo lo que es la vida. Consejos, reflexiones, crítica…la tragedia siempre termina asomando, pero a través del amor y los valores nuestro olvido no será para los demás definitivo.
Un largometraje en el que la memoria se derrite a través de unas interpretaciones enternecedoras, cargadas de suma sensibilidad para captar toda la atención del espectador y hacernos sentir partícipes de una historia cercana y llena de vida, a pesar de vivir sus personajes en un contexto gris, en el que la falta de empatía con el prójimo, las pisadas a los derechos humanos o la violencia de las calles a través de la política, ponen de manifiesto un realismo mágico en el que Trueba dirige a la perfección.
La gran estrella es Javier Cámara. El actor está espléndido como siempre, haciendo alarde de una personalidad bondadosa, llena de amor por su familia y en el que el acento colombiano, ya visto en alguna serie de televisión, le sienta de maravilla. Javier Cámara es uno de los mejores actores que tenemos, convirtiendo el carisma que ya derrocha siempre en todos sus trabajos en algo natural, como un agua milagrosa que se bebe sorbo a sorbo para disfrutar de una película simplemente excelente y llena luz.
El Olvido que Seremos es una película inolvidable, brillante y llena de emoción en todos sus fotogramas. Merece la pena y mucho leer las páginas del libro en las que está basado. Para pensar y reflexionar sobre el cinismo con el que vivimos alrededor, un factor que por desgracia seguirá campando a sus anchas, pero conociendo la vida de Héctor Abad, probablemente sepamos destacar más a las buenas personas que darle protagonismo a la destrucción.