4´5 Butacas de 5
El film dirigido por Jean-Paul Salomé (Je fais le mort, Arsène Lupin) nos presenta a Patience Portefeux, interpretada por la galardonada Isabelle Huppert (Une affaire de femmes, La cérémonie, La pianiste…). Patience es una traductora especializada en escuchas telefónicas para la brigada de estupefacientes de París, un trabajo precario y mal pagado. Un día, Patience acaba involucrada en un trapicheo de drogas fallido, lo que le deja con una pila de cannabis en su posesión. Mientras mantiene su trabajo en la brigada anti-droga, Patience cruza al otro lado y se convierte en camello.
Desde mi punto de vista, uno de los aspectos que resultan más interesante reside en la forma en la que la película explora e indaga en la dualidad del propio personaje de Patience, personaje escrito sin ninguna duda para Isabelle. El peso de la película recae sobre Isabelle Huppert, quien dota de carisma y realismo al personaje. Su química en pantalla con el resto del reparto es admirable, especialmente con Philippe (Hippolyte Girardot) y Mme Portefeux (Liliane Rovère). También cabe destacar a los personajes de Scotch (Rachid Guellaz) y Chocapic (Mourad Boudaoud) que funcionan como un buen alivio cómico en la película.
Jean-Paul sabe cómo aprovechar al máximo los recursos de los que dispone, tanto la experiencia y la compenetración entre los actores como la diversidad cultural de los mismos. Pero si hay algo que aprovecha al máximo nivel, es la sutileza de esconder a la vista, llegando a hacer de la misma un arte. Destaco también la visión que ofrece, que aporta una crítica al sistema bastante acertada.
El ritmo de la película está muy bien llevado, pues en ningún momento la película se hace tediosa mostrando el día a día de Patience. Si bien en un principio la película puede parecer muy seria, poco a poco adquiere toques de comedia sin perder de vista la tensión que permanece como tono dominante durante gran parte de la película. El film es un claro exponente de elegancia e ingenio aunado con humor incorporado a la perfección, pues no se hace forzado en ningún momento.
En conlusión, Mamá María es una apuesta segura, repleta de diversión, acción bien ejecutada y la dosis perfecta de tensión y drama.