2 Butacas de 5
Los verdaderos amigos nunca se separan; su vínculo permanece unido para siempre y, aunque no estén juntos, siempre se llevarán en el corazón, ¿o quizá no? La despedida, la pérdida y mirar al futuro son los temas que van encabezar la última baza de la franquicia Digimon para que el niño interior de los fans de toda la vida se despida de la serie. O al menos ese era el objetivo.
En este film volveremos a encontrarnos con todos los personajes de las primeras dos generaciones de la saga, para ver de primera mano cómo dan el paso definitivo a la vida adulta, dejando atrás a sus compañeros digitales, cual niño que se despide de su amigo imaginario.
Una cosa hay que tener muy clara: esta película está hecha única y exclusivamente para los fans de la saga. Su único objetivo es llegar a los que en su día fueron el primer público de la saga Digimon con un gran grito de nostalgia y melancolía. Todo el que espere ver una historia original, un desenlace redondo o una acción desenfrenada, se va a encontrar con un mar de bostezos.
El desfile de personajes y digimons es interminable, pero realmente son tan fugaces que es difícil encontrar alguna empatía con ellos si no eres un fan acérrimo de la saga. Los personajes antagonistas no despiertan ningún tipo de interés y sus motivaciones no crean ni enfado ni simpatía. Sólo se salvan los dos grandes protagonistas que acaparan la atención de la trama, aunque su única misión en la historia sea lamentarse y llorar.
No hay una historia realmente potente; ni siquiera una original. La película en sí, salvo contados momentos, solo es un largo y tedioso camino hacia el triste desenlace, con una gran muestra de lamentos, berrinches y escenas interminables donde los personajes miran al vacío. Un final que debería tener un broche de oro para esta saga, ha resultado ser un capítulo extra largo que se podría reducir a un cortometraje de 20 minutos.
La acción desenfrenada, aunque escasa, es sorprendentemente efectiva. Los escasos momentos de pelea son realmente vibrantes y cargados de adrenalina. Se ha obviado el factor estático que tenía en su momento la serie y se ha pasado a una lucha totalmente realista y dinámica (teniendo siempre en cuenta que están peleando monstruos gigantes).
Aun así, la escasa presencia de buena acción y combate en este film ha sido notable y se ha echado mucho de menos.
Por otro lado, la animación es estupenda. Siendo fiel al estilo de la saga, ha resultado ser de un tono más adulto de lo esperado y totalmente acorde con el mensaje que intenta dar la película. La melancolía y la tristeza se salen por los poros en un pantone que se apaga a medida que la película avanza para estallar en colores justo al final.
En conclusión, esta despedida de los monstruos digitales hacia los fans más pioneros ha resultado ser un último intento por parte de la franquicia de arañar el afecto de sus seguidores. Lejos de presentar una historia intensa, original o épica, se han conformado con darle al fiel seguidor aquello que ya ha consumido mil veces, pero, esta vez, en forma de película.