3 Butacas de 5
Esta primavera llega a las salas de cine la pareja animada más gamberra e inverecunda de la televisión: Tom y Jerry. ¿Quién no ha crecido viendo a Los Picapiedra, Scooby- Doo, El Oso Yogui, ¿Los supersónicos o la misma serie protagonizada por el gato y el ratón? Y es que el universo Hanna-Barbera ha formado siempre parte de nuestra añorada y querida infancia.
¡Ocho meses después del estreno de Scooby!, Warner Bros. nos regala otra obra hannabarberesca, una más entretenida y menos tediosa que la protagonizada por Shaggy y compañía, aunque a esta gran major todavía le falte algo más de ingenio para encontrar una inolvidable y contundente adaptación. Eso sí, no hay que olvidar a qué target se dirige el largometraje que nos ocupa y a qué tipo de proyecto nos vamos a enfrentar a la hora del visionado, y es que, si el espectador no va con unas grandilocuentes expectativas, se encontrará con un gratificante producto de evasión.
La boda más esperada en años se celebrará en un lujoso hotel del centro de Nueva York, donde se hospedarán una pareja de famosos. Kayla (interpretada por una estupendísima Chloë Grace Moratz) trabajará en el departamento de eventos una vez suplantado el currículum de una profesional del oficio. ¿Todo saldrá bien? Con Tom y Jerry de por medio, eso es impensable. En honor a la verdad, hay que mentar que estamos ante un guion flojo y falto de originalidad; una historia tan manida como disfrutable.
Los personajes que nos presentan en esta película pertenecen al prototipo de perfil que encontramos en comedias de esta índole, unos más convincentes y dicharacheros (un ejemplo de ello sería la inoportuna botones), mientras que otros pecan de excesiva artificialidad y escaso sentido del humor (por ejemplo, el director de eventos). Dicho lo cual, la joven actriz estadounidense mentada anteriormente, Chloë Grace Moratz, junto con el felino y el roedor que dan título a esta película, es la razón de ser de esta cinta.
Al ver el último trabajo de Tim Story (Los 4 fantásticos), uno no puede dejar de pensar en títulos míticos como Rocky & Bullwinkle, Space Jam o ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. Todos ellos tienen un elemento en común: la interacción de actores reales con personajes animados. Y aunque la técnica sea la misma, no así su uso, pues aquí hallamos un empleo más convencional y modernizado de esta, y que, paradójicamente, acaba resultando menos atractiva.
En definitiva, para el que escribe estas líneas,Tom y Jerry es una película familiar idónea para desconectar a la que no hay que tomarse en serio; y que gracias a sus rítmicas canciones, las persecuciones y trifulcas que se traen consigo el gato y el ratón, la verbigracia natural que muestra su protagonista femenina y la fiesta zoológica que terminan por montar hacen de Tom y Jerry un evento disfrutón. Madres y padres, id avisando a vuestros hijos: este fin de semana al corre, que te pillo no se juega en los parques, se juega en las salas de cine.