4 Butacas de 5
El movimiento Me Too ha sido una de los movimientos necesarios en el mundo. Acabar con la lacra del abuso sexual, agresiones, abusos de poder sobre las mujeres…es de vital importancia para seguir avanzando en una sociedad que lamentablemente sigue demostrando ser muy machista.
El movimiento que surgió en 2017 consiguió levantar las alfombras de miles de denuncias alrededor de todo el mundo, siendo especialmente el sector cinematográfico por culpa del monstruo de Harvey Weinstein, el más sonado. Y es que los abusos sexuales no se quedan solamente en un momento, es un dolor dañino para el ser humano que lo padece lapidando sobre la mujer sus sueños y esperanzas a través de chantajes, silencios y abusos de poder.
The Assistant es parte del fiel reflejo del dolor que provocan los abusos. No se ciñe exclusivamente al apartado sexual, sino también al machismo existente en todas las empresas, a las lapidaciones de poder sobre la mujer o el ser más inocente de toda empresa, apedreando a la vida de la inocencia que trata de conseguir sus metas.
Dirigida por Kitty Green y protagonizada de manera absoluta por Julia Garner, el espectador es testigo del dolor, sufrimiento y agonía de una trabajadora que ve como los abusos sexuales y laborales se ciñen día a día alrededor de ella. Realizando labores de ayudante de producción en unos estudios, el sueño de Jane (Julia Garner) es ser productora, una joven licenciada que encuentra en una productora, la gran oportunidad de labrarse un futuro. Poco a poco va descubriendo que algo no funciona como es debido en la empresa, viendo un desfile de mujeres constantes, gestos fuera de lugar o comportamientos nada decentes en el trabajo.
Julia Garner es el alma de la película. A través de sus silencios, gestos y comportamientos asistimos al desvanecimiento, humillación y dolor del ser humano en el que el espectador es la sombra que trata de ayudarla sin poder hacer nada. Kitty Green rueda la cinta convirtiéndonos en un aliento que quiere ayudarla, pero que es imposible y que escena a escena ve como todo se va desmoronando.
Es precisamente la soledad de su protagonista de donde más bebe la película, en el dolor que padece y las humillaciones constantes por parte de sus compañeros. Al largometraje no le falta de nada, no estamos ante una película ni mucho menos pretenciosa, porque los abusos en el trabajo no requieren de gestos demoledores, son como pequeñas gotas de sufrimiento que terminan desmoronando la pantalla. El uso de la cámara de la cineasta es brillante porque consigue convertirnos en el oxígeno que necesita su protagonista para tratar de aguantar tanto dolor. Un film que introduce de lleno al espectador en el fango de un sistema roto por completo y que sigue pisoteando a los más inocentes.
Rabia, dolor, frustración, el espectador convivirá con esos sentimientos a medida que avanza el metraje y cogiendo más odio al resto del elenco. La actriz está acompañada durante la película por Matthew Macfadyen, Dagmara Dominczyk, Mackenzie Leigh o Alexander Chaplin entre otros, siendo sin duda Macfayden el que más odio provoque al espectador con la única escena que tiene.
Un film necesario, duro y que sacará la rabia, tristeza y frustración de todo el que la vea, introduciendo de lleno al espectador en el fango de un sistema roto por completo y que sigue pisoteando a los más inocentes.