3 Butacas de 5
Las situaciones marcan las relaciones; esta reflexión llega tras analizar la relación madre-hija entre los personajes de Sandrine Kimberlain (En buenas manos, Violette) y Thaïs Alessandrin (Interrail, Reencontrar el amor) en la última película dirigida por Lisa Azuelos (Lost in the disco, Dalida).
Durante los exámenes de selectividad, Héloïse ayuda a su hija para que apruebe y poder enviarla a estudiar a Canadá. Poco a poco, vamos viendo los matices que diferencian su relación con la del resto de sus hermanos y lo que supone para una madre que se ha dedicado a sus hijos, que la última abandone el nido.
La película se divide en los momentos presentes y en los flashbacks que nos ayudan a sentir más cercanos los sentimientos y emociones transmitidos por los personajes y Azuelos con una dirección que recrea un ambiente que toca la fibra sensible. Por lo que la historia en sí no deja de ser una especie de álbum de recuerdos, en los que se apoyan las protagonistas para poder continuar adelante.
No se trata de un largometraje con grandes revelaciones, pero sí puede presumir de ser un homenaje a aquellas madres que, viéndose en una situación familiar complicada se sacan las castañas para poder dar lo necesario (y más) a sus hijos; una especie de carta de agradecimiento. Haciendo también un llamamiento a que haya más confianza entre madres e hijas.
Se ven por partes iguales las ganas de vivir una vida propia y nueva y, a la vez, no dejar en el olvido esos matices que han conformado la vida que llevamos. El cariño y la ternura, le ponen el acento a un relato que aboga por la libertad dentro del amor familiar (aun a distancia).