3´5 Butacas de 5
Después de competir en la Sección Oficial del prestigioso Festival de Sitges en la edición de 2019, llega a nuestras pantallas La maldición de Lake Manor (Il nido), el debut en el largometraje del cineasta italiano Roberto de Feo, que ya nos demostró en su primer cortometraje (Ice scream, 2009) que lo suyo es el thriller, género que aquí abarca enfatizando en su cara más romántica (y gótica). Si en sus cortos previos a este film, el director nacido en Bari se codeó con otros artistas a la hora de dirigir sus obras, aquí se ha lanzado a la piscina en solitario. Y hay que decir, en honor a la verdad, que ha salido bien parado.
Y es que la cinta que nos atañe acierta a la hora de homenajear a sus referentes (es decir, los clásicos de terror italianos que tan bien colocaron al país mediterráneo en las décadas de los 60,70 y 80 en cuanto a género fantástico se refiere) huyendo de las fórmulas tan manidas del terror actual y profundizando en las dos columnas en las que el conjunto se apoya: la relación entre los personajes y el misterio que subyace a la trama principal y que se resolverá de una manera tan orgánica como sorpresiva. Ambos pilares de la obra se sustentan en unas bases movedizas que avanzan a paso lento pero firme; el plato que nos presenta el chef Roberto de Feo se cocina a fuego lento, piano, piano, construyendo un relato que mantendrá al espectador atento e inquieto durante todo su metraje sin necesidad de recurrir a los cada vez más recurrentes jumpscares del género de terror.
Y es que más que una historia de terror, lo que se nos presenta aquí es un thriller donde los ingredientes del género más convencional dejan paso a un cuento de amor en clave gótica, un relato sobre la libertad que anhelamos pese a las adversidades e infortunios que la vida pueda presentarnos. Para narrar este cuento, de Feo y sus co-guionistas ( Lucio Besana y Margherita Ferri) han contado con dos jóvenes actores que debutan de manera inmejorable: Justin Alexander Korovkin (Samuel) y Ginevra Francesconi (Denise); ambos aportan luz en un panorama tan sombrío como el que se nos presenta, dejándonos, una vez más, el mensaje de que el amor rompe cualquier barrera.
En lo formal, decir que La maldición de Lake Manor (título que llevará a engaño al espectador que busque aquí la tradicional película sobre casas encantadas) mantiene su elegancia en cada uno de sus frames, presentándonos un film clasicista en todos sus apartados. El cineasta italiano ni busca ni necesita florituras técnicas para inquietar y emocionar al espectador; tampoco pretende ser novedoso en la realización, más bien al contrario: quiere mantenerse apegado a sus referentes, buscando la sorpresa en los propios acontecimientos, no en la forma en la que se muestran, lo que supone todo un acierto.
En definitiva, La maldición de Blake Manor es una elegante y notable propuesta que toca una gran variedad de subgéneros del terror sin ahondar en ninguno, dejándonos un thriller más cercano al drama que al horror. Sin duda, una propuesta muy recomendable para quien quiera visionar algo tan añejo y a la vez tan fresco como la propuesta que aquí se presenta.