'Baby': la nana del amor

'Baby': la nana del amor

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Las segundas oportunidades suelen producirse. No estamos exentos de dejar de lado algunas cosas y que tiempo después sucedan de nuevo. Historias de amor, desgracias, reencuentros…todo cobra sentido en momentos de nuestra vida y que siguen sorprendiendo.

¿Somos capaces de no amar y hacer todo lo posible por hacerlo? La respuesta es afirmativa. Sobre todo, cuando te sientas a descubrir Baby, la nueva película de Juanma Bajo Ulloa y a la que no le hacen falta palabras. Le basta con el quejido de la vida, del corazón, el llanto de la indefensión y el dolor de la superación a través del amor.

Al igual que hiciera en La Madre Muerta o Alas de Mariposa, el cineasta retoma el exquisito simbolismo que tan bien se le da para narrarnos las vivencias de una mujer que da a luz a su bebé a través de la soledad y la problemática con las drogas. Toxicómana, no siente nada por su recién nacido, únicamente se desvive por acallar el llanto de su hijo a través del egoísmo del drogadicto, de la necesidad de sobrevivir e intentar librarse de un peso que le impide seguir huyendo hacia delante. Empujada a calmar su ansiedad, decide vender su bebé a una mujer que trafica con menores para poder conseguir dinero. Un relato terrorífico que nos pone en el lugar de la protagonista, interpretado brillantemente por Rosie Day, pero que sacará las fuerzas necesarias para recuperar a su hijo.

Juanma Bajo Ulloa construye una narración con los ladrillos del suspense, el drama, la soledad y la locura, porque aquí no hacen falta palabras. Solamente las metáforas de las imágenes, de sus personajes y de la necesidad de amar, porque Baby, aunque escarbe en nuestro interior con un relato tenebroso, hay mucha pasión gótica y de una belleza natural que te lleva al éxtasis.

La película nos presenta también personajes tan oscuros como La Albina (Natalia Tena), La Mujer (Harriet Sansom Harris) y La Niña (Mafalda Carbonell), quienes forman el triángulo del terror y de la locura manteniendo bajo sus garras al hijo de la protagonista hasta ser entregado a quienes lo van a comprar.

Un largometraje profundo, de un exquisito barroquismo aderezado sobre todo por la gran partitura musical que ha compuesto Koldo Uriarte y Bingen Mendizábal, capaces de catapultar al espectador a través de sensaciones única que de devoran y te hacen sentir libre.

Baby es una película que deja tiempo para la reflexión, a través de sus escenarios tenebrosos y bellos, una narración original a través de la belleza de los sonidos sin necesidad de las palabras y que solamente por descubrir el retrato de la feminidad mediante una película sobre aprender amar y las segundas oportunidades es digna de disfrutar.