66.234 espectadoras y espectadores vieron 151 películas procedentes de 50 países en la 68 edición del Festival de San Sebastián, en el que se acreditaron 2.626 profesionales, entre ellos 689 periodistas de 376 medios de comunicación y 1.185 profesionales de la industria cinematográfica (de los que 487 participaron de forma online).
En la memoria del año pasado se hacía referencia a records de asistencia de público (178.687 espectadoras y espectadores en 2019) y número de acreditaciones (4.319 en 2019). Ya entonces se advertía de que era complicado crecer más y que el Festival de San Sebastián llevaba años aproximándose a su techo de crecimiento. Era imposible prever entonces que los porcentajes se reducirían entre un 30 y un 70% en la 68 edición y, aun menos, que estas cifras se considerarían positivas.
Pero, efectivamente, en 2020 el foco del Festival estaba en otro lugar. Como otras tantas empresas e instituciones culturales del entorno, ha vivido una edición determinada por la pandemia del COVID-19 y sus objetivos se concentraron en tres: que fuera una edición segura para todas y todos los que participaron en ella; proteger la esencia del concepto de Festival, es decir, que el mejor lugar para proyectar una película es una sala de cine; y, por último, conseguir una edición económicamente viable.
Además de no registrar contagios y atraer el interés de más de 1.000 profesionales de la industria cinematográfica o casi 700 periodistas de 376 medios de comunicación, el Festival ha operado cambios estructurales de los que ha salido airoso, y ha profundizado en su faceta online. Vistos el resultado y la acogida de las medidas, se plantea que algunas de estas novedades, como las localidades preasignadas o el carácter online y presencial a un mismo tiempo de las actividades dirigidas a la industria cinematográfica, se mantengan, también cuando el tiempo de la pandemia haya terminado. Existe una percepción general de que la celebración del Festival ha sido muy importante para la industria cinematográfica española en general, la vasca en particular, y también la internacional. Medios de todo el mundo han elogiado su programación y organización.
La pandemia, que sigue sumiendo en la incertidumbre a los festivales de cine en 2021, no es el único desafío que se propone el Festival. Entre sus retos figura su apuesta convencida por los nuevos talentos, que da frutos antes de lo esperado en los cruces entre participantes en el Foro de Coproducción, en Nest, New Directors o la Sección Oficial, residentes de Ikusmira Berriak o estudiantes de Elías Querejeta Zine Eskola; la creación del área de Pensamiento y Debate, su compromiso con el informe de identificación de género, al que ahora sumará un proyecto de sostenibilidad; y vinculado a todas estas iniciativas, la reafirmación en su configuración como Festival de todo el año, que intensificará con su presencia en y con la comunidad de Tabakalera a lo largo de 2021.
Por último, el Festival quiere agradecer el apoyo a instituciones, patrocinadores, industria cinematográfica, medios de comunicación y a la ciudadanía que lo ha respaldado en uno de sus años más difíciles.