3´5 Butacas de 5
La historia está repleta de personas que alcanzaron la categoría de monstruos por sus horribles actos, pero muy pocos son tan desconocidos para el gran público como Enriqueta Martí, la mujer que sembró de horror la Barcelona de 1912. Esta es la figura de la que bebe la Vampira de Barcelona, la favorita del público durante su estreno en el Festival de Sitges 2020.
La película nos habla de la Barcelona de principios del siglo XX y de las crónicas del periodista Sebastià Comas, el cual se adentra en las turbias y corruptas entrañas de la ciudad persiguiendo la pista de la desaparición de la pequeña Teresa Guitart, hija de una rica familia, y de la presunta culpable, conocida como “La Vampira del Raval” y acusada de terribles y macabros actos.
Con un aspecto entre el cine y el teatro, la película enmarca sus escenarios claramente diferenciados donde se respira ceniza y perversión en casa escena. Una historia pequeña y quizás modesta en forma de macabro cuento donde la historia del monstruo no es lo importante, lo maravilloso es el envoltorio que le ha dado el equipo artístico convirtiendo una historia terrorífica en un cuento para adultos que fusiona a la perfección distintos mundos.
La película presenta a una de las criminales más tremendas y crueles de las que se tiene noticia, pero lejos de recrearse en seguir sus pasos manchados de sangre, la película opta por otra vía. Enriqueta Martí, un personaje terrorífico que debería ser más famoso que Jack el Destripador, Theodore Bundy y Vasili Komaroffv juntos, queda relegada a “una pobre mujer perjudicada por la pobreza”.
El espectador que espere ver una película macabra, perversa y sangrienta verá morir sus expectativas tras una cinta de tono detectivesco que busca denunciar los abusos clasistas de una ciudad sembrada por la corrupción y los vicios. A pesar de ofrecer una historia más que interesante y bien ejecutada, el espectador que conozca la historia real, no podrá evitar sentir un poco de decepción tras encontrarse con una adaptación que oscurece notablemente la brutal historia de la protagonista que da título al film.
Sin duda esta película destaca por su hipnotizante y creativa puesta en escena; su impecable trabajo de luces y sombras, junto con una estética de cuento de terror, en el que se mezclan escenarios reales y teatrales, hacen de esta cinta muy atractiva visualmente. A todo esto, le acompaña un inteligente juego de blanco y negro y color, para diferenciar los submundos de esta historia. El vestuario, muy mimado y cuidado para, no solo recrear la época, si no para ponerle la guinda a la atmósfera de terror y repulsión, hacen del aspecto artístico el plato fuerte.
En conclusión, se trata pues de una cinta arriesgada, pero que resulta muy efectiva en el buen sentido. Un thriller oscuro y violento más que recomendable, con aires de conspiración y de perversión, presenta una historia con tintes teatrales que absorbe totalmente, demostrando que una producción de bajo presupuesto puede brillar incluso en blanco y negro.