4´5 Butacas de 5
Nada más abrir este documento para comenzar a escribir, se me viene a la cabeza aquella canción tan famosa de Simon y Garfunkel The sound of silence, una letra que nos transmite paz, alegría y la pasión de estar escuchando una música que nos hace reencontrarnos con nosotros mismos. Probablemente, nuestra concentración nos permita ahondar dentro de nosotros mismos, para darnos cuenta de que vivimos constantemente rodeados de un ruido infernal que nos impide ver otras cosas y que otros si pueden sentir.
Es precisamente esa manera de sentir y de palpar las cosas las que escenifica Darius Marder en su primer largometraje Sound of Metal. Protagonizada por Riz Ahmed y Oliva Cooke, el cineasta dirige una historia hecha con el corazón y en la que los silencios que nos permiten reencontrarnos con nosotros mismos.
Ahmed encarna al batería de un grupo de rock en el que Olivia Cooke, su pareja en el film, lleva la voz cantante. Una historia de amor de dos seres que rompieron con sus vidas pasadas para dedicarse a lo que más les apasiona: cantar. Un hombre y una mujer que no están alejados del camino de las adicciones y que a pesar de huir de un pasado complicado, conocerse ha sido lo mejor que les ha pasado.
El chasquido de dedos de la historia llega cuando Ruben (Riz Ahmed) comienza a perder la audición. A partir de ahí su mundo se desmorona, al sentirse enfadado con la vida y frustrado por no poder seguir haciendo lo que más le gusta: tocar la batería, sentir la música. La película es un golpe de efecto en la carrera del actor porque estamos sin duda ante uno de los nominados en los próximos premios de Hollywood y del cine independiente. Un film sencillo pero lleno de muchísima sensibilidad además de un trabajo de sonido que es para gozarlo en la gran pantalla y es una pena que no ocurra. Riz Ahmed encarna un papel en el que la observación, rabia y gesticulación se tornan en una historia en la que no hacen falta palabras, solamente sentir la película.
Estamos ante una historia de superación que pone el foco en las personas sordas, en la capacidad de sentir y de aprender de la vida, de como a pesar de haber sido golpeados sin poder escuchar, sí que pueden palpar la vida. El protagonista encara todas las fases de la desesperación y la frustración, del reencuentro y de la felicidad apoyado sobre todo por Joe (Paul Raci), un terapeuta con el que decide hospedarse para aprender a ser sordo. El trabajo de Raci es loable, ya no solo porque sea sordo de verdad sino porque el escritor e intérprete está fabuloso como apoyo emocional del protagonista.
El guion de la película corre a cargo de Darius Marder y Abraham Marder, los dos han reescrito una historia de Derek Cianfrance con quien ya trabajaron en Cruce de Caminos. Un largometraje que nos habla sobre la perdida y el reencuentro, sobre la reflexión del mundo en el que vivimos, esquivando los silencios por seguir acoplados a un ruido que no nos aporta absolutamente nada.
Otro de los aspectos más llamativos del film es el trabajo en el sonido de Nicolas Becker. Una labor que es un verdadero disfrute del espectador, capaz de envolver durante su visionado al que ve el largometraje haciéndole partícipe de como vive una persona sorda. Graves, agudos, tonos de voz diferentes, aquí el especialista tiene seguro una nominación al hacernos sentir la película como si lleváramos audífono.
Sound of Metal es en conclusión una de las mejores experiencias que se podrán disfrutar este año, con un exquisito resultado que la convierten en uno de los platos indies más sabrosos.