4 Butacas de 5
Cuando faltan aún 12 días para las próximas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, Sacha Baron Cohen ataca de nuevo con Borat, el intrépido reportero al que dio vida en su primera película del año 2006. En aquel largometraje, el periodista de Kazajistán, ponía patas arriba los Estados Unidos de América con la crítica, el humor irreverente y la mala leche que el actor pone en práctica cada vez que se pone el bigote y traje de uno de sus personajes más admirados por el público.
En aquella primera película, los republicanos gobernaban la Casa Blanca igual que 14 años después, oportunidad con la que Sacha Baron Cohen ha regresado con una secuela rodada en secreto y que ya está dando que hablar. El largometraje es la excusa perfecta que todo votante necesitaba para salir a votar contra Donald Trump, porque si algo ejemplifica la irreverencia de Borat, no es su surrealista y extraño comportamiento con las costumbres ajenas a su país, es el ejemplo perfecto de la propia estupidez humana que se da cita con él en sus apariciones.
La historia del film gira en torno al ridículo con el que Borat dejó a su país Kazajistán tras su regreso de los Estados Unidos. Ahora, prisionero de su país, es reclutado por el gobierno para hacerle llegar un regalo a Mike Pence (vicepresidente de los Estados Unidos) que condone el daño y la vergüenza causada por el reportero en América. Hasta aquí todo es surrealista, pero se pone más acérrimo todavía si nos damos cuenta de que el presente que se le pretende llevar al político no es otro que la hija menor de edad de Borat.
Un largometraje que vuelve a demostrar el enorme talento de Sacha Baron Cohen con sus disfraces, su deslenguada forma de actuar con el personaje además de interactuar con ello en diferentes situaciones con las que te tirarás al suelo de la risa e incluso tendrás que taparte la cara de vergüenza por lo que hace.
Si en aquella ocasión eran algunos de los rostros más famosos los que salían escaldados, aquí no iba a ser menos. Porque no piensen que es Mike Pence o cualquier otro rostro del gabinete presidencial quienes tienen que taparse la cara. La polémica ya ha llegado con la aparición de Rudy Giuliani, abogado personal de Trump y que aparece en la película en una escena con un comportamiento de dudosa moral sobre la actriz Maria Bakalova, quien interpreta a la hija del reportero kazajo. Una imagen machista y sexista, que no deja en buena posición ni a Trump ni al propio Giuliani.
Sacha Baron Cohen hace un recorrido por todos los estereotipos de conductas actuales que vemos en la sociedad y sacándoles los colores de la vergüenza. Lo hace además con comportamientos tan irreverentes como el de dos republicanos que no pestañean al decir que “los demócratas son el verdadero mal, peor que el diablo, o que “los Clinton bebían sangre de bebés”. En la película hay de todo, incluso momento para tratar la crisis del coronavirus y que no desvelaré en esta crítica nada para que disfruten de la conexión con la historia.
Un largometraje con momentos llenos de humor negro y grotesco, y con escenas que serán recordadas por muchos como la danza de la fertilidad. En lo que respecta a las interpretaciones, Sacha Baron Cohen se reafirma como uno de los grandes cómicos que existen, demostrando su valía con mucha superioridad, aunque quien es todo un descubrimiento es la actriz Maria Bakalova retratando a la hija de Borat, con un comportamiento que mezcla la inocencia con un descaro absoluto en el humor.
Una película excelente, llena de humor y descaro que hará que no podamos dejar de reír y disfrutar de un virus llamado Borat.