4 Butacas de 5
Crescendo, del director israelí Dror Zahavi, es un drama que invita a la reflexión sobre uno de los temas que, por desgracia, sigue a la orden del día actualmente: la guerra.
Como bien sabemos, el conflicto entre Israel y Palestina es real. El resultado de este combate ha dejado miles de fallecidos y heridos en ambos territorios, y el dolor, la tristeza y el rencor ocupan el corazón de aquellos que aún luchan por sobrevivir y honrar a los suyos. ¿Cómo formar entonces una orquesta compuesta por jóvenes israelíes y palestinos? Este es el proyecto que acepta el maestro Eduard Spork (Peter Simonischek).
Spork reúne en una casa de campo a un grupo de jóvenes músicos israelíes y palestinos, como ya he mencionado anteriormente. Su objetivo es que olviden de dónde proceden, ahora todos forman parte de un mismo bando y para que puedan acabar tocando juntos en un concierto final, tienen que confiar los unos en los otros y mantener sus diferencias alejadas. Todo ello, por supuesto, se logra gracias a la música y al poder de unión que tiene.
Este filme, que está basado en un proyecto real, utiliza la música como única “arma” capaz de lograr la “paz” entre los jóvenes talentos. Algo que parecía absolutamente imposible de realizar debido a la complicada y tensa situación entre Israel y Palestina, va cobrando forma, poco a poco y en crescendo, hasta que los músicos comprenden que para poder avanzar y superar el dolor, primero tienen que aceptar los errores de uno mismo y posteriormente, perdonarse para no volver a cometerlos. En esta película se aprecia un desarrollo en todos los sentidos, tanto en la trama como en los personajes, en donde los líderes de ambos grupos, Layla (Sabrina Amali) de Palestina y Ron (Daniel Donskoy) de Israel, acaban aceptándose y respetándose.
Todo esto se ve reforzado debido a la historia que hay detrás de Spork, hijo de alemanes nazis, la cual les sirve como ejemplo de superación personal y les ayuda a entender que si están unidos, todo saldrá mejor.
La idea de Zahavi al llevar esta obra audiovisual a la gran pantalla muestra ese deseo existente de poner fin a una guerra que lleva en pie desde 1948, una guerra en la que, sin duda alguna, en esta película la música se proclama vencedora.