4 Butacas sobre 5
Caminas por la calle vigilando tu espalda, hablas con tu vecino escogiendo las palabras, miradas furtivas que asoman a tu rostro…elementos indispensables en una historia basada en una clandestinidad esencial para llevarla a cabo. Bajo la dirección de Michael Herbig (Vicky el Vikingo, El tesoro de Manitú), de nuevo las familias Wetzel y Strelzyk reviven la huida que hace real eso de “la realidad supera la ficción”.
En una Alemania Oriental donde la calidad de vida deja que desear, cruzar la frontera es un objetivo más que apetitoso. La película no deja de tener un toque que va más allá de los hechos reales; sin embargo, contiene ciertos ingredientes con los que, usando la ficción, hacen que la tensión se traspase a través de la pantalla. Tal vez ligeramente forzado en ocasiones, pero con un conjunto con el que no despegar la atención; crear drama es el objetivo vaya (completamente válido).
Un montaje que, aunque conozcas la historia, suscita tal tensión que recomiendo se abstengan las personas propensas al infarto-drama, o bien se vea con ánimos de sobrevolar el territorio de la Alemania del este.
Lo que me lleva a mencionar aquellas perspectivas en las que el globo se eleva para cumplir su cometido, buenos efectos especiales, sí. Pero por si fuera poco, añadimos la buena actuación de Karoline Schuch (El cazador de muñecas, Zepp) acompañada de Friedrich MÜcke (Robby, Tobby y el viaje fantástico, Todo un hombre) para recalcar ese peligro patente y continuo en el que viven; aunque en ocasiones resulte un poco forzado porque intentan (no tan logrado) aligerarlo con pequeños toques humorísticos, pero un tanto especiales.
Si bien los puntos álgidos de la trama están muy acertadamente realizados, no puede decirse que estén repartidos como lo suelen estar (en otras palabras: el ritmo se sigue de manera muy propia, cosa que la hace atractiva); aunque claro, no se puede clasificar de forma tan cuadriculada cuando se trata de un hecho real tan específico, acerca del cual a día de hoy se sigue escribiendo.