3 Butacas de 5
En tiempos de pandemia, donde la vida nos sabe amarga en muchos aspectos, siempre hay un pequeño rincón del que conseguimos obtener la energía necesaria para sonreír. Porque la vida se compone de pequeños caprichos como saborear un trozo de chocolate, un buen pastel de manzana o una magdalena mojada en el café.
Una Pastelería en Notting Hill (Love Sarah) es el ejemplo que tendremos el próximo fin de semana para deleitarnos con una amable dramedia, sí ese género en el que aunque te pinten todo de color de rosa realmente es un drama conmovedor. Una historia de cicatrización de heridas familiares, rencillas amorosas y por supuesto de encontrar la felicidad, esa que a pesar de que hayamos recibido un golpe en el estómago al principio, posteriormente veremos como la vida es de color sirope de fresa.
De sello británico, la película está hecha para paladearla tranquilamente. Una historia en la que un grupo de amigas está a punto de abrir una pastelería hasta que una de ellas fallece de manera drástica. A partir de ahí, las protagonistas de la película se unen para sacar adelante el negocio y de paso poner un poco de azúcar al vinagre de la vida que las amarga.
Una madre que ha perdido una hija, una juventud inmadura y el fracaso en las relaciones amorosas, todo cobra sentido en la película de Eliza Schroeder en la que todo fluye sin sorpresa ninguna. Un largometraje para quienes busquen saborear algo agradable en estos tiempos y nos permita disfrutar de las pequeñas porciones de una tarta que deja un buen sabor de boca.