4 Butacas de 5
Acordes musicales, poesía cinematográfica y los característicos diálogos interiores, el cine de Terrence Mallick es auténtico. Con sus películas es capaz de envolvernos desde el comienzo de la película hasta el final, para hacernos sentir partícipes de la condición humana de sus protagonistas. Amor, fracaso, amistad, inseguridad y delirios, todo ello forma parte de Song to Song, la otra película que forma parte del excelente binomio que estrena Avalon en las carteleras logrando traer a España dos películas inéditas del cineasta.
Si en Knight Of Cups era el sentido de la vida lo que se cuestionaba el protagonista, en Song to Song son los delirios amorosos y nuestras propias relaciones sociales con los demás las protagonistas. Lo que queremos y hasta donde llegamos, lo que buscamos, lo que nos hace feliz y lo que no nos agrada. Sexo, placer, inseguridad, dolor, y almas resquebrajadas por nuestros propios pecados.
Protagonizada por Ryan Gosling, Michael Fassbender, Rooney Mara y Natalie Portman, la película es una gramola musical que suena al acorde de su elenco con los problemas que caracterizan al ser humano. Porque si Mallick sabe hacer algo bien, es experimentar a través de su propia poesía social y sus vertiginosos planos que la vida es como el cine.
El largometraje nos sitúa sobre las aguas del conocimiento de toda relación amorosa, de como deben de ser, nos coloca en la marea de los sentimientos que nos dan miedo o nos hacen sentir seguros pero frágiles. Una apuesta mucho más sencilla que Knight of Cups y quizás con la que el espectador se sentirá más identificado al tratar un tema tan común como nuestra postura en la vida en el amor. La música empleada es una nota a destacar, si ya Mallick sabe perfectamente usar piezas clásicas aquí se permite emplear otros estilos que la propia historia pide.
Obviamente las interpretaciones son excelentes, sobre todo las de Rooney Mara y Ryan Gosling con un química brutal pero sin dejar de lado la gran conexión que tienen ante la cámara Portman y Fassbender.
Un viaje en el que no falta de nada para hacer viajar a nuestra mente en un pentagrama de amor y odio con su cine, pero que a fin de cuentas nos eleva a otra película experimental.