3´5 Butacas de 5
Qué buenos tiempos eran aquellos en los que íbamos al cole. Los reencuentros con tus amigos, los recreos, las clases insufribles “aprendiendo” matemáticas o lengua. Seguramente ninguno teníamos tan claro lo buena que era esa época hasta que no nos convertimos en adultos, pero no pasa nada: el cine ya se encarga de trasladarnos de nuevo a las aulas. A través de cintas como El club de los poetas muertos, Diario de la calle o, más recientemente, Súper empollonas, han hablado sobre los jóvenes y su etapa escolar, algunas de ellas teniendo muy en cuenta al profesor, una figura muy reconocible también dentro de este subgénero. Ahora, David Ilundain llega a la cartelera española para presentarnos Uno para todos.
La película nos traslada a un pequeño pueblo de Zaragoza. Aleix, un hombre descuidado y solitario, llega allí para trabajar como profesor sustituto en el instituto del pueblo. A pesar de que todo parece normal, pronto se da cuenta de que falta un alumno: Carlos, un niño con leucemia que tiene miedo a volver a las aulas. El hombre tendrá que poner de su parte para lograr que la clase se una, a pesar de que algunos de sus alumnos no quieren el regreso de Carlos. Al mismo tiempo, Aleix tendrá que luchar contra sus propios demonios y reconciliarse consigo mismo.
Primero, hay que reconocer que Uno para todos es una cinta con muchos valores. Ilundain hace una reflexión de la situación de las aulas españolas a través de este profesor tan particular. No tiene miedo a la hora de hablar y reflexionar sobre ciertos temas escolares, como el bullying, la inclusión o la situación de los profesores en nuestro país. En especial, es particular la manera en la que aborda el acoso escolar, desde una perspectiva mucho más interesantes y original. En este sentido, también me parece un acierto tremendo hablar de temas tan importantes con tanta naturalidad y valentía, creando un cuadro social en el que todos estamos representados, a través de los personajes más jóvenes del reparto.
Uno para todos es exactamente la película que te esperas. Esto tiene aspectos positivos y negativos. Por un lado, si entras en su juego, puedes pasar un buen rato, reflexionando al mismo tiempo que te entretienes con el desarrollo de la historia (a veces algo abrupto y acelerado) gracias a una naturalidad poco vista en pantalla y a un humor que consigue sacarte sonrisas. Sin embargo, esto también la hace predecible y poco original. Sabes perfectamente cómo va a terminar, lo que quita mucha emoción a la trama, y eso hace que el espectador pueda desconectar en varios momentos.
Ilundain hace un buen trabajo en la dirección con el material que tiene en sus manos, aunque encontramos ciertos aspectos narrativos que no llegan a encajar. Algunas de las subtramas no llegan a una conclusión aceptable o medianamente interesante, haciendo que la cinta se quede a medio gas en muchos aspectos. Sobre todo, quiero recalcar la falta de tratamiento del personaje protagonista en cuanto a las relaciones con los de su alrededor, y más en concreto con el personaje de Patricia López Arnaiz. Esto hace que, a pesar de que la película sea encantadora y llena de mensajes, termine desembocando en un final algo descafeinado y carente de emoción.
Mientras tanto, en lo que respecta al apartado interpretativo, reconozco que todos están de maravilla. David Verdaguer nos vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores que tenemos en nuestro país, dominando tanto el drama en todos sus aspectos como la comedia. Aquí en concreto realiza una buena interpretación de Aleix, dándonos momentos de verdadero humor y logrando ponerse en la piel del personaje. Es impresionante su capacidad interpretativa. Por otro lado, destacar la naturalidad y trabajo de los actores más jóvenes, entre los que hay que destacar a Néstor Romero y Vega Vallés, que derrochan naturalidad y talento en pantalla.
En conclusión, Uno para todos es una película notable y reflexiva que consigue hablar de temas muy importantes que vemos en los colegios todos los días. David Ilundain logra una cinta natural y emotiva que, a pesar de no ser perfecta y de no llegar a cumplir en lo que respecta a la conclusión de su historia, resulta entretenida e interesante. Una de las películas más carismáticas del cine español del 2020. David Verdaguer nos vuelve a demostrar su talento, y esperamos que nunca deje de actuar.